LOS PERSONAJES DEL AÑO EN CAUCA Y POPAYÁN

MARCO ANTONIO VALENCIA
Cada que termina el año, en el mes de diciembre vienen los balances.  Hay que ver cuánto ganamos y cuánto perdimos en un duro trasegar de doce meses con sus días y noches. Incluso, es necesario definir qué se queda pendiente para el próximo año.
En ese balance, es importante, igualmente, ya que vivimos en sociedad, reconocer aquellas personas que hacen bien su trabajo, y con espíritu emprendedor han sacado adelante proyectos personales o comunitarios (para su bienestar o el bienestar colectivo) que nos han alegrado el corazón a todos.
Sobresalir en cualquier campo del trasegar humano requiere compromiso consigo mismo, estudio, trabajo, entrega, suerte, dinero y respaldo de otros. Lograr triunfos, tener éxito, sacar adelante un proyecto, hacer cosas para el bienestar o las alegrías propias y de los demás, nunca será fácil. Y por eso, cuando llega y vienen los balances de las cosas buenas que han pasado en el año, y tenemos la oportunidad, es bueno exaltar también los logros de nuestros vecinos, de nuestros conciudadanos (y los propios, por supuesto).
Es claro que todos necesitamos reconocimiento. Al fin y al cabo llegamos vivos a esta fecha de balances. Y con ello demostramos que de una u otra manera logramos capotear con suerte la vida y salimos ilesos de miles de peligros y frustraciones trabajando duro; incluso, sobrevivimos a las enfermedades, la inseguridad, las decepciones y frustraciones, y estamos aquí, contando el cuento. Eso está claro, todos merecemos ser exaltados, reconocidos, mirados con respeto. Y el reconocimiento social debe partir del reconocimiento a uno mismo, sin pena, sin modestia, sin engaños.
Pero la invitación de hoy, también tiene que ver con reconocer que algunas personas han dado un paso más allá que los demás, han hecho algo diferente, y han logrado un sueño torciéndole el pescuezo al destino; y es a esas personas, las que necesitamos exaltar para alentarnos, para agradecer su acción ejemplar en favor de la vida y la humanidad.
Es raro y triste saber que a algunas personas les produce rabia ver que un vecino, familiar o miembro de su comunidad tenga éxito, triunfe y logre sobresalir más que los demás. Es raro, pero muy común esa incapacidad del corazón (y de la mente) de algunos para ver en el triunfo del otro el milagro humano y la alegría que debiera darnos como miembros de una sociedad. Pero ese no debe ser el común denominador.
Que sea navidad y el fin de año, el momento para que en las familias, en las empresas, en los medios de comunicación hagamos balance de los triunfos de nuestra gente. Ellos, los triunfadores, sin palabras muchas veces, nos dan ejemplo y nos motivan para luchar por nuestros propios sueños. Ellos con sus logros nos dicen que el “sí se puede” es una realidad, es para todos, y nosotros también podemos lograr lo que deseamos.
Alguien me decía ayer que había que excluir a los políticos de esa lista. Yo no creo, ¿por qué? Todos somos humanos (y aunque los políticos no lo parezcan, son humanos, tienen sueños, y tienen logros); que la lista tenía que ser de deportistas (claro, ellos saben que es la disciplina y el esfuerzo y sus logros nos dan alegrías a todos, pero no son los únicos que se esfuerzan y tienen disciplina).
Sería muy bonito que cada quien escribiera en su muro de Facebook o le escribiera una carta, a los personajes que quiera exaltar, agradecer. A veces tenemos héroes anónimos, gente que trabajó todo el año con dedicación y no le hemos agradecido lo suficiente.
Que navidad sea momento de agradecer.