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RODRIGO SOLARTE
Los mercaderes de la guerra, continúan intoxicando conciencias y voluntades por todos los medios que financian, directa o virtualmente.
Quienes no estamos por una tercera guerra mundial por las riquezas de nuestros países del Sur y Centroamérica que llevaría a su destrucción, ya somos señalados violadores de sus órdenes y amenazados o tildados de ¨tibios¨, al rechazar el infierno que para los pueblos han significado las guerras.
Las polarizaciones no son entre derechas e izquierdas extremas, lo son entre la Vida y la paz y la muerte o la guerra, manipulados por intereses supranacionales con pocas diferencias en pensamiento para la acción, pues los sentimientos humanos se mercantilizaron de tal forma, que pasaron a ser utilizados como tácticas humanitarias para humillar más a los necesitados, envenenando a la vez, con odio, buscando mano de guerra barata, de estos humanos, convertidos en objetos sobrevivientes.
Los naturales instintos de conservación de la vida y la naturaleza, llevan implícitos los lenguajes de la paz, la misma que en este siglo XXI, pretenden seguir convirtiendo en campo de batallas sangrientas, ya que la historia, educación integral, batalla de ideas y propuestas, incluyendo las ambientales y economicoproductivas, contrarias o diferentes a las de ellos y ellas, son concebidas como peligrosas para los intereses guerreristas que esta minoría representa y financia para que otros se sacrifiquen por ellos.
Todos los fanatismos y dogmas, están sometidos a la crítica constructiva y propositiva en este período de transición que aspira superar la guerra como manera de dominación, que no pocos conciben todavía como propia de los SERES HUMANOS: egoístas, patriarcales, machistas, herederos de todo lo creado y por inventar o descubrir, violentos por naturaleza, amantes del dinero y el poder, de la seguridad para sus intereses etc.
La llamada ¨civilización o religión Neoliberal¨, pretende globalizar y eternizar a sangre y fuego esos valores, los mismos, que en el complejo SER HUMANO, se confrontan con el amor, la solidaridad, el no robar, el no matar, derechos y deberes, con los demás y la naturaleza, unidad en la diversidad para cultivar la libertad etc.
¿Cómo se llamará esa nueva civilización que las juventudes de todo el mundo sueñan o han soñado y comienza a respirar en este Continente de la esperanza o Latinoamérica, si es que una tercera guerra mundial no acelera los holocaustos por regiones?
Pese a la interrelación del planeta como sistema, cada país, con la solidaridad de otros, sabrá resolver los problemas que para mejorar sus condiciones de vida requiera. E incluso, dentro del mismo país, dado su diferencial ubicación, historia, cultura, tradiciones, biodiversidad, inteligencia, descentralización y emprendimiento de sus habitantes, cada departamento, sabrá aclimatar los lenguajes de la paz en todo el quehacer humano civilizado.
Difundamos estas visiones que por la vida cada día se multiplican e irán influyendo en las y los jóvenes dirigentes, de pensamiento y edad, que elegiremos las y los caucanos en octubre de este 2019.
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