Los jacobinos en el Caribe

Roberto Rodríguez

ROBERTO RODRÍGUEZ FERNANDEZ

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Jean Jacques Dessalines fue un esclavo haitiano que junto a otros logró la independencia de su país, la primera en América, derrotando al gran Napoleón Bonaparte en 1804, y terminó erigiéndose como Emperador.

Expulsó a los franceses y planteó el exterminio de la depredadora raza blanca, pero fue derrotado y muerto por la rebelión de los mulatos de Petión.

A pesar de los errores de los dirigentes, los negros haitianos aprendieron de los rebeldes jacobinos el discurso de los derechos humanos, y lo pusieron en práctica contra los propios franceses. Ello significó demostrar que los habitantes de estas regiones, negros además, también tenían los derechos concedidos a los europeos.

El ideario del “Club de los Jacobinos de París – 1790 -1794” se centró en la búsqueda de un gobierno republicano, con su soberanía popular y sufragio universal, un Estado centralizado pero no dictatorial, como dijeron los republicanos conservadores sobre el régimen de Robespierre. Los Jacobinos dinamizaron la transición del Antiguo Régimen (feudalismo) a los Tiempos Modernos, base de la Revolución Francesa. Fueron la vanguardia liberal, laica – radical de la anti-aristocracia, es decir, del republicanismo.

Los negros haitianos aprendieron estos conceptos y prácticas, y desataron su insurrección exitosa contra Francia, Inglaterra y España. Desarrollaron la teoría modernista de los derechos humanos en los propios momentos en dicha teoría era imaginada. Se liberaron de la esclavitud, repartieron tierras y propiedades, y crearon su propio modelo económico y político.

Dessalines y muchos otros de sus compañeros lograron superar las condiciones de las que fueron víctimas; lograron superarse hasta concretar sus vocaciones de poder y convertirse en gobernantes independientes. Hoy todavía son ejemplo a seguir por parte de los sectores populares mas desprotegidos.

La revolución independentista de Haití, la primera en el continente, representó un gran apoyo material y moral a los cometidos históricos que debieron cumplir los libertadores de América. Este apoyo a las campañas libertadoras de Bolivar fue definitivo.

Pero hoy, Haití y los Afrodescendientes, al igual que muchos otros excluidos socialmente, han perdido su radicalidad debido a las sucesivas hegemonías violentas que les han sido impuestas por corruptos golpes de estado, y por las divisiones al interior de sus naciones independientes.

Necesitan hoy de nuevos Dessalines y de organizaciones que los conduzcan a nuevas independencias frente a las violencias físicas, estructurales y culturales que han sufrido; requieren de liderazgos y movimientos comunitarios que derroten a los actuales emperadores del capital.

En Colombia, los movimientos Afrodescendientes recuerdan las glorias de los “Jacobinos negros” y de otros líderes de sus historias, y plantean superarse a partir de iniciativas de resistencias a los poderes ejercidos por otros en sus territorios ancestrales, a partir de la creación de sus propios proyectos productivos autogestionados que les permitan acceder a las riquezas de esos territorios suyos, y a partir de la reivindicación de sus soberanías e independencias comunitarias que ya han establecido con sus Consejos Comunitarios y sus Guardias Cimarronas. Todo ello perfectamente legal, pero con la intención política de reconocerse como pueblos soberanos, no separatistas, sino al tiempo como colombianos participantes de un futuro sin exclusiones, racismos, pobrezas e injusticias, es decir, con democracia real.