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JORGE ELIECER ORTIZ FERNANDEZ
No hay nada más detestable para la retina de los colombianos que observar como las fuerzas de las autoridades se ensañan con jóvenes que salen a protestar por obtener mayores garantías para la educación, como también causa malestar como fuerzas extrañas se infiltran en la movilizaciones para producir desmanes contra ciudadanos de bien e inclusive contra las mismas autoridades de policía y ejército; por que díganme si no genera estos estados de ánimo que el 99.9% de las personas que salen con sus arengas vociferando por mayor presupuesto que garantice infraestructura suficiente para atender la demanda educativa, de igual manera por apalancamiento financiero que permita incursionar a los programadas de pre y posgrado, pues son estudiantes que proceden de los estratos vulnerables de la población llámense estratos 1, 2 y 3 e inclusive de la mal llamada oligarquía ascendente; así mismo digamos que las personas uniformadas de la fuerza policial y del ejército, también hacen parte de ese alto número de colombianos sisbenizados en niveles 1, 2 y 3. Valdría la pena preguntarse de un lado y otro, ¿si maliciosamente están convertidos en idiotas útiles de alguna causa extraña y ajena a los intereses de la patria?, es bueno reflexionar al respecto, de lo contrario estamos abocados a caer en confrontaciones dañinas que en otrora solo dejaron desolación, ruina y pobreza para cientos de Colombianos. Afortunadamente, un día después de los hechos sucedidos en las principales ciudades del País, el Señor Presidente Iván Duque, después de 80 días de iniciada las jornadas de paro y desobediencia civil acepta los términos exigidos por los líderes estudiantiles en las mesas de concertación sumando presupuesto a la Educación, si, tuvo que asumir las riendas, como tiene que ser, de un País que exige liderazgo desde la Casa de Nariño, el tema de la delegación de responsabilidades no opera en circunstancias donde el país se ve abocado a una crisis institucional, menos aún en cabeza de Ministros y Viceministros que están en proceso de conocer sus carteras. Por ahora tendremos calma por parte del estudiantado en épocas de navidad y de fin de año, desde luego, no me atrevería a vaticinar que pasara para el año 2019, ya que vendrán las convocatorias para informar los términos del acuerdo firmado con la Presidencia de la Republica, quien puede asegurar que no surgirán dudas y hasta desacuerdos entre los mismos líderes estudiantiles, amanecerá y veremos. Lo cierto, es que en estos 4 meses de gobierno los jóvenes del país le “cogieron el tiro” de cómo lograr sus propósitos, no vaya y pase que otros sectores tomen la decisión de continuar la línea de la protesta para conseguir que sean atendidas sus demandas, como históricamente ha sucedido, por ejemplo, dentro del sector del transporte, ya se escuchan pregones de movilización para causar traumatismo en las principales vías del país, esto en consideración a los altos costos del combustible, que indefectiblemente toca la diversidad económica del país, aun mayor y no es ganas de mofarse del IVA a la canasta familiar, pero el impacto a los bienes de consumo se multiplica, con el incremento de pasajes y del transporte de los productos de primera necesidad con destino a los corabasto y plazas de mercado; sin lugar a dudas y a falta de una “bola mágica”, podríamos vaticinar que no tendremos un año nada conciliador entre organizaciones sociales y el gobierno Duque, con el agravante que en el año 2019 elegiremos a los dignatarios de las corporaciones de elección popular (ediles, concejales, diputados, alcaldes y gobernadores), ¿Qué ingredientes contendrán los discursos para movilizar a esa gran masa popular que día a día pierde credibilidad en sus instituciones?
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