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GUILLERMO OSPINA LÓPEZ
Hace 8 días, con la presencia de los Ministros del Interior y Defensa, el Alto Comisionado para la Paz, el Director Nacional de la Ungr y la cúpula militar en pleno, los habitantes de Popayán y de otros municipios del Cauca, Valle del Cauca, Nariño y Huila, le enviamos un mensaje al Sr. Presidente de la República, manifestándole el apoyo irrestricto (salvo el Gobernador de Nariño, cuya posición ideológica es conocida) a su decisión de no dejarse chantajear por la minga indígena y no hacer presencia en esta zona hasta tanto se levante el ilegal bloqueo a la vía panamericana. Ese apoyo se mantiene y se renueva, pues no podemos seguir en la espiral de creer que hay en Colombia habitantes de primera, cuyas peticiones (injustas, muchas), reclamos (sin fundamento) y aspiraciones (exageradas) están por encima de los derechos de los demás habitantes de la región, quienes debemos soportar un “secuestro”, unido al desabastecimiento de gasolina y productos alimenticios, solo porque ellos, dicen, están cobrando una “deuda histórica”.
Pero también es cierto que ese respaldo debe verse compensado con acciones de Gobierno; debe sentirse que el Alto Gobierno está con la gente del sur–occidente colombiano; a su lado.
Pensando en eso, ha venido a mi mente el paro del año 1999 y, en especial, la empresa Friesland de Colombia que, de manera altruista y sin egoísmo, asumió una actitud que fue vital para los habitantes de Popayán: en el avión Hércules que usaban para atender su negocio, transportaban desde y hacia Bogotá a las personas necesitadas de atención médica, traían víveres que abastecían a la ciudad; en fin, se pusieron del lado de la gente que, como hoy, estábamos secuestrados en la ciudad, por parte de los mismos que hoy nos tienen en esta situación.
Es eso lo que queremos pedirle al Gobierno: Lo apoyamos; apoyamos la institucionalidad; Pero necesitamos de la actitud recíproca en esas acciones de Gobierno: un avión, o dos o tres, -la cantidad la definen las necesidades- que traigan a la ciudad gasolina, víveres, medicamentos y demás insumos necesarios para atender las mínimas y básicas necesidades.
Está bien que se piense en líneas de crédito blando para los empresarios de la región, pero esa acción no alivia la escasez de gasolina; está bien que se piense en beneficios tributarios, pero eso no aplaca la escasez de alimentos.
Deben combinarse acciones de inmediato plazo (abastecimiento) con aquellas de corto, mediano y largo plazo como las mencionadas, para que la “necesidad” u otras circunstancias, no nos lleven a suplicar que firmen cualquier cosa que pidan los manifestantes, a cambio de tener la vía abierta y puedan llegar los camiones hasta Popayán y el resto del país, para aliviar la situación que padecemos.
Es hora de poder decirles a los manifestantes que nosotros también estamos dispuestos a aguantar, pero para ello necesitamos que nos den las herramientas; es hora de poder decirles a esas personas que estamos cansados de sus “métodos” para alcanzar sus peticiones, pues con ello afectan a una gran cantidad de personas que, entre otras cosas, no tenemos la llave para solucionar sus problemas.
Adicionalmente, pedimos una decisión del Alto Gobierno que haga entender a Avianca que hoy, la única forma de entrar y salir de la ciudad es por vía aérea y no es posible que el 80% o más de los vuelos a la ciudad se vean cancelados. Es cierto que la cancelación de vuelos a Popayán no es cosa nueva, pero, al menos, antes teníamos la oportunidad de llegar o salir por Cali. Hoy no es viable y Avianca es incapaz de entender esa situación y, además, los precios de los pasajes están inalcanzables: más de un millón de pesos por la ruta Popayán – Bogotá – Popayán.
En fin, lo que queremos, Señor Presidente, es sentir la acción del Gobierno. Sentir que contamos con Uds. Es cierto que no debe ceder a las peticiones del ilegal bloqueo, pero también es cierto que necesitamos alimentos, gasolina, medicamentos y traerlos a Popayán es una decisión muy fácil de adoptar: háganlo, por favor.
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