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Eliana Gómez Hurtado
Con el propósito de generar una estrategia que ayude a la recuperación emocional y psicosocial de las mujeres víctimas del conflicto armado en Popayán, un grupo de personas, incluyendo la directora de la Corporación Anne Frank, se presentaron a la convocatoria de Fondo vivir la paz, donde quedaron entre las cinco mejores propuestas en temas de comunicación popular con enfoque de género.
De acuerdo con Angy Lizeth Vargas, coordinadora de ‘Cuerpaz, memoria y corporeidad’, este es un proyecto de comunicación por la paz en el que se busca el enfoque de género como eje principal, “para visibilizar la voz de la mujer víctima a través de herramientas de resiliencia. Porque si no cualquier persona puede haber presentado una propuesta de participación para las mujeres víctimas del conflicto, pero si no hay un proceso de resiliencia, es decir de recuperación emocional y psicosocial, no van a avanzar en esos campos de participación popular, de gestión comunitaria o incluso en el proyecto de vida de cada ciudadana”, explicó Vargas.
Las integrantes del proyecto, se propusieron atender a 70 víctimas del conflicto de Popayán y a 10 mujeres rurales de la vereda Cajete, donde se incluyeron en el proceso adjuntando la Cédula de ciudadanía y el documento del Registro Único de Víctimas o en su defecto, la denuncia de declaración ya sea en el Ministerio Público, Defensoría del Pueblo o la Fiscalía. Según la coordinadora, estas personas pueden ser mujeres afrodescendientes, indígenas, mestizas, rurales y urbanas, de 15 años en adelante.
La primera fase del proyecto consiste en la recuperación emocional, donde las mujeres van a ser atendidas por una psicóloga y cuidadora para tratar temas como la memoria histórica y corporeidad. Además se les van a brindar herramientas psicológicas para que ellas puedan superar los sucesos trágicos que vivieron en el conflicto.
En la segunda etapa se van a desarrollar cinco talleres sobre la memoria, paz y técnicas de corporeidad, con el propósito de que ellas puedan contar sus vivencias desde el lado positivo y plasmarlos en el libro que se va a publicar (80 historias de vida de cada una de ellas). “No es lo mismo contar desde la tragedia y el dolor, que puede ahondar más sobre la herida, que narrarlo propositivamente hacia la construcción de vida, individual y comunitario”, precisó Vargas.
En la tercera fase se le van a realizar tomas fotográficas a las protagonistas de estas historias, “en el que esperamos que visualmente se reflejen las etapas de resiliencia y el ejercicio de escritura, para luego llevarlas a una exposición que se piensa adelantar en un espacio público, junto con la presentación del libro y un conversatorio con las integrantes del equipo para contarles a la comunidad cómo ha sido el trabajo con estas personas”, agregó Vargas.
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