DIEGO FERNANDO SÁNCHEZ VIVAS
El 6 y 7 de noviembre de 1985, el país se conmovió hasta sus cimientos, como consecuencia de los sucesos trágicos de uno de los peores momentos de la historia institucional colombiana. La demencial acción de una guerrilla alucinada que pretendió adelantar un juicio político al entonces presidente Belisario Betancur, tomándose por asalto el recinto de la máxima instancia judicial del país, y la inesperada respuesta de la fuerza pública, el fragor incesante de los fusiles y armas pesadas que tornaron el apacible templo de la juridicidad en una dantesca hoguera de dolor y muerte, y se sacrificó la vida de ciudadanos, funcionarios judiciales, magistrados de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado, dicho acontecimiento es una herida abierta cuyas manifestaciones están lejos de cerrarse, y por el contrario cada cierto tiempo emergen con una fuerza inusitada.
Recordamos con estupor aún, el clamor angustioso del entonces presidente de la Corte Suprema Alfonso Reyes Echandía solicitando dramáticamente a través de las emisoras del país un cese al fuego que fue desatendido. Aún los familiares de las personas que en ese instante se encontraban en la cafetería del recinto y que según testimonios y filmaciones salieron con vida, siguen averiguando sobre lo que pasó en esos días. No deja de estremecernos todavía, la sobrecogedora imagen del pesado tanque irrumpiendo con sus bocanadas de fuego sobre la puerta principal del Palacio de Justicia.
Con relación a este hecho tan luctuoso surgen muchas preguntas que a la fecha no han tenido una respuesta satisfactoria. ¿Qué pasó con las personas que salieron con vida del Palacio? ¿ Porque no se escuchó el clamor del entonces presidente de la Corte Suprema del cese al fuego?.
¿Quién dió la orden de ingresar a sangre y fuego al Palacio de Justicia? ¿ Se supeditó el poder civil para defender una salida de fuerza?
¿Quienes fueron los responsables de que el sagrado recinto dela juridicidad se hubiera convertido en un escenario dantesco de dolor y muerte?. Son algunas de las preguntas que deberá resolver la justicia colombiana, muchos años después de sucedidos los hechos y que siguen aún sin respuesta. La Justicia internacional ya condenó al Estado Colombiano por estos hechos, al igual que el Tribunal Superior de Bogotá y el Consejo de Estado.
Entre tanto, seguiremos esperando los colombianos, las respuestas a los interrogantes sin resolver sobre los hechos de la toma del Palacio de Justicia. Mientras no se conozca la verdad sobre estos trágicos sucesos, el fantasma del holocausto seguirá rondando la existencia de los colombianos y gravitando como una herida abierta que no sana. IN MEMORIAM. Lamentamos profundamente el fallecimiento de Doña Eblyn Hoyos de Velasco, quien fuera durante mucho tiempo funcionaria de la Corporación Autónoma Regional del Cauca CRC, destacándose siempre por su generosidad, laboriosidad y compañerismo. A sus hijos, familiares, amigos y relacionados nuestra más sentida voz de condolencia. Que en paz descanse.