WALTER ALDANA Q.
Por invitación del rector de la Unicauca José Luis Diago, se realizó el pasado viernes y sábado un taller sobre “capital social”.
Con la participación de un docente de la universidad de Chile, y la presencia de los más variados liderazgos de nuestro departamento, nos abocamos a aprehender y desde el interior de cada una y/o cada uno buscar en el cofre de las emociones y sentimientos los elementos que podríamos descubrir o redescubrir como grandes “quiebres” necesarios para aportar en cimentar la paz territorial.
El capital social es una variable que: “mide la colaboración social entre diferentes grupos de un colectivo humano y el uso individual de las oportunidades…”
Por momentos me sentía en una de las convivencias juveniles, en otros momentos tratando de retomar la ciencia de la filosofía para identificar no solo las condiciones “objetivas y subjetivas” del conflicto armado, social y político del Cauca, quizás esa fue de las primeras rupturas, hablar del amor, de la aceptación del otro en la verdadera diferencia, no en la excusa; reconocer el impacto desde la postura que hablamos, como lo hablamos, como escuchamos, del valor del silencio, de la capacidad de observancia; pasar del soy al somos, el respeto, el compromiso, la importancia de la empatía en la construcción conjunta entre diferentes.
Releer aspectos materiales y espirituales a transformar, reconocer la historia diversa: riqueza de diálogo de cosmovisiones étnicas, del campesinado y los otros. Identificar como raíz del quiebre o problema que padecemos el modelo neoliberal, su concepción machista sobre la vida, el medio ambiente, las relaciones colectivas e individuales, la privatización y venta de los recursos incluso ya del agua en Wall Street.
La nuestra es una sociedad fragmentada, con heridas desde la invasión; con baja autoestima (se vota mayoritariamente alternativo en lo presidencial y tradicional en lo regional) y la educación no libera, aliena, como la radio y la televisión. Quizás era necesario escuchar, hablar y dar lugar al silencio, para posteriormente pensarnos el modelo de sociedad a construir. Bienvenidos a la aventura de romper paradigmas que nos apresan y a ser capaces de averiguar sobre la tristeza y combinarla con la alegría, en la búsqueda del buen vivir, eso es lo que llaman capital social.