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Eliana Gómez Hurtado
El Nuevo Liberal conoció que desde el pasado 29 de julio del año 2011, la parroquia San Juan Bautista de Tunía llegó a unos acuerdos con el señor José Leonardo Tróchez, quien durante 48 años prestó sus servicios como sacristán, campanero y sepultero de dicha iglesia.
Así quedó consignado a través de un acuerdo de transacción civil celebrado entre el servidor de la iglesia, José Leonardo Tróchez y Luis Antonio Aguirre, quien fungió en calidad de párroco por ese tiempo.
En este documento la parroquia se compromete a: “reconocimiento de bonificación periódica teniendo en cuenta que el contratista (José Leonardo Tróchez) no goza de un ingreso que le permita atender sus necesidades básicas y la de su señora esposa, por mera libertad decide reconocer a su favor este recurso equivalente a doscientos cincuenta mil pesos (250.000)”.
Además, está consignado que: “adicional a la bonificación mensual, la parroquia reconocerá dos bonificaciones adicionales así: una en el mes de junio y la segunda en el mes de diciembre por un total de 14 bonificaciones al año”.
De igual manera, dice en el compromiso que: “la iglesia se compromete a reajustar la bonificación periódica, cada año, a primero de enero, en el mismo porcentaje en que se incremente el salario mínimo”.
Este último sin ser cumplido, de acuerdo con Carlos Ariel Samboní, amigo de la familia Tróchez Pineda y que según este, asciende los $ 4’200.000 pesos; motivo por el cual hace pública la denuncia para que el actual sacerdote, José Eduardo Cruz se pronuncie al respecto o “por lo menos nos escuche porque es que no nos ha querido atender”, agregó Samboní.
“El padre trabajó durante cuatro años más, pero en ese año nunca le subió la bonificación de acuerdo al incremento del salario mínimo, ni el mismo que hizo la conciliación le cumplió al señor y nunca le pagó las dos bonificaciones de junio y diciembre”, explicó Samboní.
Asimismo, dijo que luego llegaron otros dos sacerdotes que tampoco cumplieron el acuerdo y únicamente le pagaron los 250.000 mil pesos mensuales, sin ajustarlo al salario mínimo.
“Le hicimos un derecho de petición y se lo entregamos al Arzobispo de Popayán, Iván Antonio Marín y él nunca nos quiso atender y se lava las manos diciendo que él no tiene nada que ver, que eso lo tenía que resolver el párroco de Tunía”, puntualizó Samboní.
José Leonardo Tróchez
José Leonardo Tróchez es un ciudadano de 84 años de edad que prestó durante 48 años sus servicios como sacristán, campanero y sepultero en la parroquia San Juan Bautista de Tunía.
Debido a que le tocaba exhumar los cadáveres y quemar las cajas y sin ninguna medida de protección, afectó sus pulmones y ahora vive gracias a un regulador de oxígeno. Además de la posible extirpación de uno de sus ojos, a raíz de sus pasadas labores.
De acuerdo con Carlos Ariel Samboní, el sacristán pasó de pagar 17.000 mil pesos en el recibo de energía para cancelar 68.000 mil pesos, a raíz que el regular de oxígeno debe estar conectado todo el tiempo.
Por último, El Nuevo Liberal se intentó comunicar con el sacerdote José Eduardo Cruz y este dijo que: “ya se arregló la situación con la persona indicada y la curia”.
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