ALBERTO EFRAÍN ORTIZ
Director Nacional Revista Estado
(Fragmento del capítulo 1 del libro ‘NEGRET PARA SIEMPRE’)
El tratamiento del espacio en el mundo de Negret a lo largo de la historia de la creación de su obra, en las diversas etapas creativas permanece constante, es casi el mismo. Llena el espacio de tal forma que el lector ni se da cuenta, o no le importa establecer los límites por estar embelesado en el placer que sus formas le suscitan. Las invenciones lo neutralizan. Las formas equilibran las proporciones y las combinaciones hacen que el lector no tenga que hacer mayor esfuerzo, para comunicarse con la totalidad de la obra. En este instante de la reflexión es más importante ir a la esencia, que reflexionar en el cómo o en los elementos que llevan al lector a la esencia.
Pollock uno de los artistas con quien Negret tuvo contacto estético colma, satura el espacio. Le da más importancia a sus formas, a su diálogo con el mundo. Su técnica de goteo le permite ver desde la distancia como la multiplicidad de los elementos que pueblan sus temas protagoniza y enriquece la relación espectador y obra. Negret no pierde el sentido de las proporciones, siempre los espacios van a seguir equilibrando las distancias con relación a sus ideas. Brancussi en “Pájaro en el espacio” simplifica, concentra toda la fuerza temática de la obra para que el espacio protagonice y al explayarse la obra tome relevancia. Al contrario de Brancussi, Pollock desaparece el espacio y en la multiplicidad de formas y colores que combina atrae la atención y crea la intriga. Negret, en la música que va construyendo sus formas casi nunca salta los límites, le da forma a sus formas, a sus armonías, a sus ondulaciones musicales a través del espacio. Por algo alguien dijo que Negret vestía el espacio. El payanés Santiago Cárdenas Arroyo otro de los grandes artistas contemporáneos de Popayán, va con el tiempo simplificando las formas, diluyéndolas para darle más importancia al espacio. En el principio de su obra, ésta está poblada de elementos, con los años las partes van desapareciendo hasta que un elementos, una rosa, un anturio domina la simetría y se hunde en las inmensidades del blanco, del espacio, de la realidad artística que es casi la misma de la cotidianidad. Negret atornilla al espacio sus metáforas. Fusiona dos instancias insoldables, sin dejar fisuras, ni huellas. El espacio en el mundo de Negret le da importancia a las palabras, al diálogo que el artista establece con el mundo. Las dos fuerzas se neutralizan, comulgan, guardando las proporciones para que el encanto siempre esté presente, siempre esté encendido en el presente poético. En la danza que los elementos de Negret tienen con el lector, con el tiempo y con lo que estimulan las sociedades, en la fusión de la totalidad a pesar de ondularse para adaptar los volúmenes con los vacíos, nada pierden sus formas iniciales y los espacios a pesar de la ondulación vuelven a su estado normal sin alteración alguna. Aquí las formas danzan, subyugan, convencen, seducen. Las formas de Negret como en una sinfonía, como en una continua musicalización se apoyan en el espacio, se abrazan a su unidad. Negret recrea el espacio. Lo colma de imágenes que se abrazan y que al final se funden con sus propias entrañas, que se fusiona en una danza íntima y eterna.