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Por: Veronica Pinto
La verdadera sustitución de los cultivos por la siembra de mejores oportunidades y condiciones de vida para los caucanos es el gran desafío. El reto es inyectarle productividad a estas 180.000 hectáreas caucanas para que la sustitución sea un buen negocio para estas familias, y sea vehículo de transformación social.
No es una realidad oculta que las condiciones de vida de los campesinos del Cauca, y del país son muy difíciles. Es una realidad latente que la productividad del campo colombiano todavía tiene muchos retos para ser competitivo. El uso del suelo para actividades ligadas a la cultivación de coca fue en muchos casos la forma mas efectiva de hacer uso de la tierra de manera productiva.
Existe la necesidad urgente, aun mas urgente que antes, de promover la productividad a través de la innovación, la tecnología y la modernización de las practicas agropecuarias en el campo colombiano. Existe la necesidad de construir y promover políticas publicas encaminadas a promover practicas innovadoras.
El mundo de hoy, no nos permite edificar políticas publicas sin la utilización y el análisis de cifras. Hoy, Colombia cuenta con una herramienta valiosa: el ultimo Censo Agropecuario. El estudio es detallado y permite ver realidades de manera departamental y municipal, y muestra varios indicadores sociales que reflejan varias problemáticas del campo.
Este es el tercer censo agropecuario realizado en Colombia, su realización culminó en diciembre de 2015, a diferencia de los dos primeros, este ultimo logró llegar a alrededor de 1.100 municipios en Colombia, podría decirse que el censo más completo o incluyente en su cobertura. Se concentró principalmente en encontrar el verdadero uso del suelo en el campo colombiano.
Según análisis producto del Censo, Colombia es mucho más rural de lo que creemos, solo 61% del territorio es urbano y este territorio es responsable del 66% del PIB Nacional. En el caso del Cauca, el 55% del suelo es de uso agropecuario, el 44% restante es área en bosques. En resumen, el campo en Colombia sigue siendo un motor esencial en la dinamización de la economía.
Aprovechando las buenas nuevas que nos dan estas 1500 familias de El Tambo, que se comprometieron a acogerse al Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de uso Ilícito, presentado por la Alta Consejería para el Posconflicto, los Derechos Humanos y la Seguridad, y las Farc, vale la pena revisar los resultados del Censo Agropecuario en esta zona, para entender la diná- mica social y dimensionar las problemáticas.
En el área de la educación, la población entre 5 a 16 años que si asiste a la educación corresponde al 81% y el 19% restante no lo hace. Entre los 17 y 24 años, el 25% si asiste y 75% no lo hace, 88% de quienes asisten registran bajo logro educativo. La innovación en cualquier campo va ligada a la educación. Empoderar a las nuevas generaciones de campesinos con herramientas técnicas y tecnológicas será vital para garantizar mayor productividad.
La mayor productividad será una especie de póliza para garantizar que en unos años no volvamos al uso del campo para cultivos ligados a la coca. En el área de servicios públicos, se observan algunos datos alarmantes: el 98% de las personas registran no tener acueducto, el 98.5% no tiene alcantarillado. ¿Por qué son alarmantes? Porque no solo son importantes para mejorar las condiciones de vida, el riesgo de enfermedades aumenta y tiene un directo efecto en la dieta de las familias.
Pero más allá de eso, esta un tema muy importante para lograr la transformación de estos cultivos. ¿Cómo se puede mejorar la productividad sino existen las condiciones básicas? La productividad será el gran reto de la sustitución de cultivos, el esfuerzo del gobierno nacional, las familias campesinas y las Farc seria en vano, sino logramos dinamizar el campo para lograr las ganancias suficientes para no volver a caer en circulo vicioso del uso del campo para actividades ligadas al cultivo de coca.
Por eso es vital que los programas puestos en marcha por el gobierno nacional para el desarrollo de políticas en marcadas en el post conflicto, vayan de la mano con el mejoramiento de las condiciones de vida de los campesinos. Seria un trabajo en vano, creer que la sustitución sin el acceso a educación publica y a servicios públicos vaya a traer beneficios.
Los gobiernos locales y departamentales deben utilizar la información disponible para construir mejores políticas publicas. La toma de decisiones informadas será vital. La promoción de programas de educación formal y no formal será también un vehículo de transformación para esta población.
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