ÁLVARO JESÚS URBANO ROJAS
El proceso de recuperación de Popayán como atractivo turístico debe encaminarse a propiciar la generación de hechos estructurantes, potenciando la vocación de nuevas tecnologías que restablezcan el equilibrio regional, además de la formulación de un macro-proyecto que incida en el fortalecimiento del empleo, el emprendimiento y ante todo, el comercio tan deprimido y golpeado de sectores como el hotelero, restaurantes, sitios de recreación, bares y discotecas, sectores deprimidos y al borde del colapso económico por causa de la pandemia y la pobreza generalizada por la recesión económica. El próximo año aumentará el desempleo, la pobreza y la delincuencia. Uno de los dinamizadores de la economía será la inversión pública en la terminación del Sistema Estratégico de transporte Público, dotado de centralidades y equipamientos, que agrupen los elementos ya existentes y los necesarios para afrontar las necesidades de una ciudad moderna.
Popayán necesita un centro histórico peatonalizado y con vocación cultural para darle vida y recuperar el ambiente universitario e histórico, Popayán es una ciudad taponada por la limitación urbana del cuadrante de la malla colonial- española, caracterizada por la escasa dimensión de sus calles, cuyos portones se adaptaron como entradas estrechas a garajes que obstaculizan el flujo normal del tráfico, empeorado por el embotellamiento que causó el cierre del puente del humilladero y las vías aledañas al parque Caldas; además la ausencia de un sistema de jerarquización ante la visión miope y caduco del Plan de Ordenamiento Territorial, al omitir sacar la institucionalidad del centro histórico a una gran ciudadela administrativa municipal y centro de negocios.
Una solución a mediano plazo sería trasladar a la periferia la galería del barrio Bolívar y construir en su lugar un gran parqueadero para dos mil vehículos, con un túnel subterráneo que conecte el parqueadero con el parque Mosquera hasta la carrera 5°. En la intersección de la Avenida de los Estudiantes, quedaría perfecto un cruce semafórico para darle continuidad a la Avenida hacia al norte por detrás del Hospital Universitario San José, paralelo a ella, un bulevar con ciclorutas, arborizado y con espacios lúdicos como parques, cafés, salas de internet y teatros al aire libre, que terminen en el gran estadio Olímpico Universitario para 40 mil personas, donde juegue nuestro equipo de primera división del futbol colombiano.
Tendremos que construir en alianza público privadas (A.P.P.), por lo menos ocho avenidas de doble calzada que atraviesen la ciudad de oriente a occidente, y diez avenidas de norte a sur, con viaductos, anillos viales, puentes peatonales y al menos dos vías exclusivas para motos, con un corredor troncal para el sistema estratégico de transporte público masivo e inteligente y la circunvalar de los cerros orientales por detrás de las tres cruces hasta la salida a Totoró.
Se necesitará terminar la doble calzada la salida al Huila, y por sobre todo es urgente construir un viaducto de 800 metros que desde la Virgen de Los Hoyos en la calle 25 Norte, atraviese la carrera 6 hasta Campanario para descargar en el Papodromo vía al Batallón José Hilario López, para llegar a la variante sur por un puente vehicular sobre el rio Cauca a la altura del centro recreativo La Cabaña y darle conectividad a la ciudad. Obra necesaria para el trasporte de carga en los tratados de libre comercio de Colombia con el mundo. Necesitamos una ciudad con prospectiva estratégica sin renunciar a la vocación histórica de ciudad colonial que responda a las expectativas del ciudadano como sujeto activo del desarrollo urbano, que concite el crecimiento y la modernización arquitectónica con los encantos de nuestras casonas de techumbres añosas, faroles nocturnales y balcones floridos, una ciudad acogedora donde nadie sea tratado como forastero, hermosa para mostrar y encantadora para vivir. “Soñar no cuesta nada y está al alcance de todos los bolsillos”.