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MIGUEL CERÓN HURTADO
Desde tiempos muy remotos en la historia de la humanidad, se ha visto que los fenómenos políticos al interior de los países, son consecuencia de los sucesos económicos que ocurren a nivel mundial, donde los protagonistas son los grandes grupos de poder universal que ejercen influencia sobre los más pequeños para obtener beneficios. Para no recordar hechos de la edad antigua ni de edad media, miremos simplemente el siglo 19 y el caso de Inglaterra con su dominación en el resto del mundo, que en Colombia determinó la Constitución de 1886.
Se preguntan los observadores sobre qué está sucediendo en Suramérica, que a comienzos del siglo fue escenario de una ola de “izquierdización” de los gobiernos y que ahora al terminar la segunda década está ocurriendo todo lo contrario. Solo quedan Bolivia y Venezuela, que no durarán mucho tiempo y, con seguridad, cambiarán de bando en el próximo período de gobierno, así como, también con seguridad, ni Petro ni ningún candidato que venga de la vieja izquierda del siglo anterior, será presidente en Colombia.
Los grupos de poder mundial, que manejan recursos en sumas incalculables, tienen dinero para hacer lo que quieran, casi todas las veces con métodos ocultos ante la opinión pública, pero suficientemente efectivos para lograr sus propósitos. Usan los aparatos ideológicos para maniobrar la cultura política, los medios de comunicación, de los cuales son propietarios, para manejar la propaganda negra y la guerra sucia contra sus opositores, financian campañas y candidatos, compran conciencias, líderes populares y electores; influyen en las autoridades electorales y tienen sofisticada tecnología para manipular los sistemas electrónicos de escrutinio. Nadie ha contado los votos físicamente uno a uno, para ver si el conteo coincide con el escrutinio de los sistemas electrónicos.
Los analistas de la geopolítica y la geoestrategia actual, que no creen en la autonomía e independencia política de los países emergentes, consideran que los cambios de gobierno son una consecuencia de la confrontación entre el “Nuevo Orden Mundial” y la “Nueva Ruta de la Seda”. El primero que gira en torno a la Reserva Federal de USA y cuyos agentes operadores son los fondos de inversión, que tienen secuestrados a los gobiernos mediante el control de los bancos centrales y políticas de freno a la inflación y disminución del gasto público, es decir acciones concentradas en el sector monetario de la economía, mientras que por otro lado, está China montada sobre el sector real de la economía financiando infraestructura y sentando las bases para el comercio global de mercancías. El Capitalismo Rentista auspiciado por el Club Bilderberg con su política del Nuevo Orden Mundial, está asustado porque siente pasos de animal grande con los avances de China y su Nueva Ruta de la Seda y por ello está tomando precauciones para evitar que los países occidentales pasen a la influencia de los chinos; y por ello, está usando todo su poder para promover gobiernos que favorecen sus intereses mediante políticas neoliberales, esas que promueven los grupos que se denominan de derecha.
Por supuesto, es una pelea de tigre con burro amarrado, porque, tarde o temprano, el sector real, donde están los bienes y servicios, pasará por encima del sector monetario que solo teje ilusiones a través de los sistemas electrónicos, donde no hay mercancías para satisfacer las necesidades humanas; y por eso el peso de la economía real de la infraestructura y el comercio de los chinos, prevalecerá, aunque hoy las precauciones de los fondos estén promoviendo la derechización del continente.
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