¡Juan José Saavedra Velasco!

“La historia no la hacen los que la hacen sino los que la escriben”. JJSV

Juan José Saavedra Velasco, nació en Popayán en 1937 y falleció en Cali, su segunda tierra por adopción, el pasado 10 de julio a los 79 años, de fructífera existencia, de reírse, hacer reír y tomar el pelo a muchos, a otros respingar la nariz, voltear los ojos, la boca y dar la vuelta, pues era el mamador de gallo más elegante que he conocido en mi vida, unido a ese fino sarcasmo y humor negro que le caracterizó, que malhumoraban a unos y a otros hacían sonreír.

Su universo era el del absurdo inentendible de la ironía y el retintín, que le hicieron ver el mundo a su manera, pero sin dejar de amar siempre a su Popayán, donde vivió más de treinta años de su vida, ésta tierra amada, a la “que hasta el año nuevo le llega tarde” como inquiría él su Abracadabra.

Juan José, el que conocí era genial, brillante orador, extraordinaria pluma, erudito jurisconsulto, de gran carácter, ex alumno de la Universidad del Cauca, contestatario sin temores, descendiente de “Los Velasco”, así tituló unas de sus más de 20 obras publicadas, ingenioso,  profundo investigador, quién matizado con su único y personalísimo humor todas sus obras.

Varias veces me visitó en mi hogar de la carrera tercera, y departimos con él para recordar con nostalgia que allí había sido su casa, la paterna, en la que había transcurrido gran parte de su vida, y la cual compré a los herederos después del terremoto de 1983.

De sus obras… “se destacan todas”…, como él mismo dijera, “Abracadabra”, “De cómo Divertirse sin Reproducirse”, “De cómo ser feliz aun estando casado”, “Sobre fallos y fallas”, “De cómo vivir rico sin tener con qué”, “De cómo ser de posición”, “Líneas paralelas (y para lelos)”,  “Los Velasco”, “La Puñalada”, entre otras, todas son un recorrido por el humorismo audaz, con inteligencia, con la chispa patoja, no la otra, para saborearlo como las empanadas de pipián.

Ha marchado a divertirse en el más allá con las figuras del aticismo ateniense, que encontrarán en éste brillante payanés de padre bugueño y madre payanesa, a uno de sus mejores contertulios, competidor en la elegancia de estilo, en la capacidad oratoria.

Era impredecible con su poder de convicción al defender a sus clientes en los estrados judiciales, y hacer sonreír a pesar de la crudeza realista de sus aforismos a quienes tenían que juzgar, y a los que hemos leído con deleite sus obras.

Lo cierto es que  Popayán, Colombia y las letras, han perdido a un brillante escritor, periodista y abogado penalista, a uno de los pocos exponentes, maestro del sarcasmo y la picardía literaria, difícil de encontrar, que deja un legado en sus obras a quienes deseen incursionar en este estilo, que se lleva más en los genes que lo que se pueda aprender en las universidades.

Juan José a pesar del cáncer que terminó con su vida, logró también concluir su última obra, que será posiblemente presentada el próximo mes, titulada “La Casona”, que bien podría considerarse como su último parto literario, de investigador genealogista, sobre sus orígenes, su niñez, su gente, sus padres y sobre la familia Pardo.

Ya se prepara la gala para este acontecimiento literario, como homenaje al gran mago de Abracadabra, Juan José Saavedra Velasco, personaje que dejó escritas muchas páginas, sacadas del sombrero de su pensamiento, serpentinas de inigualable chispa y fino humor para una sociedad que necesita abrir sus labios a las sonrisas. Popayán está en mora a través de sus autoridades departamentales, municipales, académicas de rendir un gran homenaje a este insigne payanés.

Para el recuerdo la dedicatoria que mes escribió en su obra “Los Velasco”: “Para don Álvaro Grijalba Gómez, amigo de toda la vida, el último popayanejo en cautiverio. Con el aprecio inmenso de Juan José Saavedra Velasco. Popayán Noviembre de 2007”.

¡Paz en su tumba!

POR: ALVARO ORLANDO GRIJALBA GÓMEZ