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JORGE ALONSO RUIZ MORALES
Y bueno, ya ando por aquí luego de 16 horas de viaje, desayuno de dos cacerolas en Cartago, bandejas paisas en La Tebaida y una minisiesta de 3 minutos aproximadamente. Nunca entenderé porqué en el tramo entre Ibagué y Cajamarca dicen que hay solo 30 kilómetros, pero se siente toda una eternidad. Que Einstein me explique esa relatividad. Me gusta mucho cómo va cambiando la vegetación a medida que vamos descendiendo en alturas. Es rico ver el aire cómo va pasando de helado a frío y luego a caliente; claro es mucho más cómodo venirse (o sea, viajar) en avión y durar solo una hora (en el viaje), pero también es delicioso el tramo en carretera. Las curvas de la línea, los niños que piden moneditas a quien va cruzando, las rectas, la brisa nuevamente, la musique. En fin, ya vamos llegando y la banda sonora va cambiando, viene uno con las ilusiones de cada año, la necesidad de renovarnos y cambiar las rutinas.
Creo firmemente en la utilidad y en la necesidad de las pausas. Así como les dije a mis queridos alumnos de pregrado el último día, no sé, fue algo así: “Todo este semestre aprendimos sobre finanzas, tasas de interés, gradientes, anualidades, libros, beats, valores presentes y demás, ahora no me van a buscar, solo quieren vacaciones, es natural, pero cuando necesiten algo, saben ya dónde encontrarme”; recibí muchos aplausos de cariño pero es que es verdad, pienso eso y extrapolándolo a la vida ocurre algo similar: este año aprendimos muchas cosas, enseñé otras tantas, y luego habrá tiempo para tesis, cosas serias y rutinas. Por ahora tenemos este momento: las vacaciones, la natilla, las visitas y la pausa. Luego vendrá el resto de eventos, más clases, el trabajo y sus incesables vicisitudes, los objetivos cumplidos y no cumplidos, la vida en finanzas.
También hice una encuesta en mis redes sobre si es mejor arrepentirse de lo hecho o arrepentirse de lo dejado de hacer. Es relativo y el 59% estuvo a favor de que es peor arrepentirse de lo que no se hizo, por haber dejado pasar al amor de tu vida ahí y no haberle dicho nada ya que no se podía o porque no era pertinente. Es así de sencillo: a veces es mejor solo actuar y no pensar tanto. Siempre habrá razones para el sí y para el no, así que depende de nosotros ver por cuál nos inclinamos.
Tengo en mi mente varios planes y sé también que de todo lo planeado siempre queda un porcentaje bajo de realizado. Espero continuar con mis ideas y dentro de todas las cosas que quiero hacer, cosas que quienes me conocen saben a qué me refiero, espero cumplir aunque sea con un mínimo porcentaje. Una de ellas es plasmarle esto aquí a ustedes. Pensar y comunicar, en este clima que hace apenas unos minutos estaba soleado y tal vez ahora pareciera llover. Mi tierra.
Solo quiero intentar, no arrepentirme, plasmar. Tal vez esa sea la vida: tratar de plasmar algo a los demás.
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