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JORGE ALONSO RUIZ MORALES
@kemistrye
Miro a mi alrededor y me percato de su carácter de efímero; todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, lo que tenemos hoy podemos no tenerlo mañana. Aplica para cualquier objeto, persona, estado civil y hasta estado laboral. Todo se esfuma y lo único que podemos moldear es el hoy, ya, ahora que andan leyendo y ahora que ando escribiendo esto. A propósito, en el aspecto laboral, encuentra uno personas que han estado ahí desde hace muchos años, amigos especiales con los que se comparten gustos y con los que uno asiste a conciertos, al Estéreo Picnic por ejemplo; personas con la que uno estudiaba para exámenes y que tenían la mirada de la sinceridad y la nostalgia. Amigos con la cordura de un loco, la mejor y más válida cordura de todas. Amigos de varias vivencias. Sobre ellos quiero escribir, sobre las amistades que trascienden unos puestos laborales que inevitable y tristemente fluctúan.
Luego de este primer párrafo, he de continuar y está muy interesante el premio Nobel de Economía otorgado a Paul Romer y a William Nordhaus. Ellos tomaron el tema del cambio climático, la innovación tecnológica y, entre otras cosas, hablan de la necesidad de tener acceso a oportunidades y de la movilidad entre los factores. Debemos poder movilizarnos, somos factores que en teoría deberíamos tener la capacidad de cambiarnos de domicilio cuando alguien lo requiera, siempre teniendo como objetivo la eficiencia y la innovación tecnológica. El Nobel que sí quedó desierto fue el de literatura: ahí sigue Murakami de eterno candidato.
Todo es efímero y así suene a frase de cajón, la vida es hoy. No nos debe dar pena nada, debemos poder ser volátiles, voladores y manifestar lo que nos gusta, así haya mucha ortodoxia rodeándonos, la amenaza del exceso de solemnidad. Todo mientras se exponga en paz y con cordura está bien. O con locura, pero que sea una locura lúcida, la locura que proviene de gozar los eventos de la vida. Hay una frase por ahí, no importa quién la dijo (de hecho nunca importa quién dice las frases): el ser capaz de llenar el ocio de una manera inteligente es el último resultado de la civilización. Yo le cambiaría algo: diría que es el primer resultado de la civilización, el más importante.
Sí, la locura lúcida. La mejor y más válida cordura de todas. La única que debería importar. Las calles, las noticias y el mar están llenos de normalidades.
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