#jorgeruizenelnuevoliberal Historia de dos ciudades

JORGE ALONSO RUIZ MORALES

@kemistry09

“Eran los mejores tiempos, eran los peores tiempos, era la era de la sabiduría, era la era de la insensatez, era la época de la creencia, era la época de la incredulidad, era la estación de la Luz, era la estación de la Oscuridad, era la primavera de la esperanza, era el invierno de la desesperación”.

Lo anterior debidamente encerrado en unas bellas comillas es el inicio de Historia de Dos ciudades, una de las hermosas obras de Charles Dickens. Es para mí el mejor comienzo de un libro, no hay mejor comienzo; digamos que describe una realidad que fue aplicable cuando fue escrito por allá en otro siglo, es aplicable hoy y seguro será aplicable dentro de 200 años, en el futuro cuando seamos niños nuevamente, cuando volvamos a ser jóvenes, cuando nos vistamos de plateado. Esa frase define el mundo y lo relativo: pueden ser los peores tiempos pero también son los mejores tiempos. La risa y la desesperanza conviviendo ahí siempre. Lo antagónico: la felicidad Vs el aburrimiento. Porque tengamos claro que el antónimo de felicidad no es tristeza, es aburrimiento.

En esta realidad de mejores tiempos, he visto discursos en convenciones de naciones. Nada más aburridor que un discurso bien hecho y bien leído, nada más interesante que la improvisación, el decir lo que se siente, el equivocarse, nada más plano que algo estructurado. Vi corbatas monocromáticas y baldosas veteadas. En estos mejores tiempos me tomo un té blanco con sabor a Lychee, sí, estos son los mejores tiempos, cada vez suena una mejor música, cada vez me maravillo más con todas las creaciones por todo lado. La inmediatez de la originalidad.

Hace un par de días también hubo hamburguesas mágicas: seguro a Charles Dickens le hubiera encantado la de aguacate con mayonesa de chipotle. Rememoré muchos libros, caminé. Pensé. Sí, eran los mejores tiempos. Woody Allen decía que antes pudo haber mucha cultura pero no había medicamentos para el dolor de muela. Sí, son los mejores tiempos y los peores.

Tantas cosas bellas de la vida, tantas caminatas y tanta gente bella en el mundo. Tal vez si se me apareciera Charles Dickens y me preguntara, con su mirada inquisidora, qué opino sobre estos tiempos, los mejores o peores, le respondería sin dudarlo, con mi sentimiento a flor de piel, nunca como un discurso acartonado y nunca con corbata. Le diría: “Charles, no me parece que todo tiempo pasado sea mejor, amo el pasado pero amo el futuro, esta es la primavera de la esperanza, el hoy es lo que hay, no añoro nada, no ansío nada, amo aprender del pasado pero lo que está aquí es lo que vendrá, lo desconocido, los nuevos preceptos. ¿No hay creatividad en la música? Déjame dudarlo, Charles. Todo está por venir, nada más falso que decir que todo está creado”.

Charles me sonreiría. Y seguro me invitaría a una hamburguesa. Seguro algún día nos sentaremos a oír con él el techno más futurista. Da lo mismo, puede ser en el pasado o en el futuro.