Eventos anuales


JORGE ALONSO RUIZ MORALES

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Hay cosas que pueden durar toda la vida, como Titanic (nada más largo que Titanic, eterna), como Avatar, como una fila en algún centro comercial cuando están dando algo gratis, bien sea un bizcochuelo o un paquete de fósforos, o como las negociaciones del Brexit por allá en Europa, con una señora muy elegante llamada Theresa May quien podría llamarse más bien Theresa might, por aquello de las conjugaciones de los verbos en ese idioma de Shakespeare. Hay cosas o eventos cuya espera puede durar cuatro años como el mundial de Fútbol, con siempre nuevos ídolos y nuevos peinados como el de Rakitić. Hay eventos cuya espera dura menos, como las ciclovías, o como varios torneos, bien sea de fútbol masculino o de volibol femenino, en los que mucha gente prepara su escabullida frente el tráfico inminente o también preparan su asistencia para comer mazorca, algodón de azúcar o chontaduro.

También cada año se esperan fiestas en las oficinas. En mi caso, yo le llamo The Annual, ya que antes mi discoteca favorita, ministry of sound, sacaba unos CDs cada año y eran espectaculares. Recordaba, a propósito, que hace 5 años exactamente en the Annual canté como Liam Gallagher, mi ídolo de Oasis. Canté Wonderwall, la canción más conocida. Hay que tener la capacidad de hacer el ridículo y también la entereza de aceptar cuando ese ridículo se vuelve en un buen momento o en un relativo hit dentro del grupo asistente.

Estas fiestas son muy importantes, es un momento bello de unión y de baile, es algo que ocurre una vez al año, es interactuar con las personas. Siempre está la Macarena, el meneíto, Danza Kuduro, mayonesa, Sergio Vargas, dormir juntitos, I got a feeling (que fue apodada como “hagan la fila”, la de black eyed peas), la lambada, despacito y al final final se canta algo como “ay mujeres tan divinas, no queda otro camino que adorarlas”. Hay lanzada al ruedo y rica comida. Sí, esto es necesario.

En la navidad también hay aguinaldos, como la pajita en boca o el dar y no recibir. Hay amigo secreto, cada vez con métodos más sofisticados, temáticos, con adivinanzas o con paradojas, con descripciones exactamente al contrario de la realidad. La otra semana estaré en mi bella ciudad blanca haciendo varios aguinaldos, no sé si vaya a haber pajita en boca, ahí les estaré narrando mis vivencias allá. Todo lo contaré, todo se los narraré. Ya quiero estar en mi Popa.

Aun no les deseo feliz navidad, eso es ya pronto. Por ahora empecemos a bailar, empecemos con un reguetón o con un techno.