#jorgeruizenelnuevoliberal Correspondencias

JORGE ALONSO RUIZ MORALES

@kemistrye

Me gusta mucho que me escriban de todas partes del mundo; me encanta cuando alguien dedica una porción de su tiempo para comentarme algo y complementarlo. Puntos de vista de gente que me escribe fervorosamente de oficinas en Venezuela, niñas de España, señores de Argentina, Portfolio managers de los bancos de Nueva York o incluso niñas aficionadas al chocolate en ciudades de Bélgica, todo esto tan reconfortante es lo que leo a menudo; por ejemplo esta vez quiero resaltar una lectora que me habló del judaísmo. No sé mucho de esta religión, solo sé que todo viene del mismo lado y no mencionaré detalles por temor a equivocarme y a hacer el oso en lo que no conozco; solo diré que aprendí sobre sus tradiciones. Lo menciono porque ellos prenden velas y también estamos en el fin de semana de velitas acá en Colombia; lo menciono porque es gente que valora lo que uno hace, valora estas píldoras de sabiduría que se entregan puntualmente cada día hábil en mi blog. Es la erudición a cuenta gota, es el intento de siempre llevarles lo mejor a mis lectores.

Dentro de todos estos temas les puedo decir que tengo en gran parte identificado el tipo de persona que me escribirá de acuerdo al tema que vaya a profundizar. Si voy a hablar de ritmos pulsantes y rotos y fiestas vanguardistas, ahí sé qué tipo de gente estará interesada. Si tal vez quiero hacerle un homenaje a Edith Piaf, sé quién atinará a decirme algo. Si quiero decir cuánto me impactó la literatura de Ruiz Zafón habrá un segmento de población. Si hablo de la premier de Wifi Ralph también. Si hablo de hamburguesas con tocineta o de toda la teoría de logaritmos también. De superficialidades profundas o de profundidades superficiales. Y así. Eso es lo bueno del conocimiento: que está segmentado y unido al mismo tiempo. Cada quien tiene sus tendencias propias y personales de conocimiento pero también se agrupa con otras personas similares. Somos distintos pero en cierta forma tenemos similitudes con los demás.

Entonces pensaba, mientras caminaba y me tomaba un chai latte, en los diferentes formatos en los que se pueden presentar las ideas. Están los artículos como este y también están las novelas, en las que para escribirlas hay que hacer mapas, cuadros sinópticos y toda una parafernalia digna de Sherlock Holmes. El punto medio, los relatos o cuentos, lo percibí estos días al leerme el libro de cuentos de Chimamanda Ngozi Adichie “Algo alrededor de tu cuello”. Debo confesar que el formato de cuentos no me imanta tanto, no sé. Pero eso es lo bello, que haya varias opciones en la vida. Que el lector pueda mirar y descartar, no hay obligaciones, solo son las ganas de aprender y de divertirse. Divago aquí con las ganas de que les quede algo. Y, debido a que esto es voluntario, no hay ataduras ni contratos, el simple hecho de que hayan llegado aquí, a este punto, al final, ya para mí es la mayor de las ganancias.

Es leer y buscar la cultura, no importa en qué parte del mundo estemos. Nos unen las letras.