A pesar de que Juan Manuel Santos ganó las votaciones en Cali y el Valle en la primera vuelta de la elección presidencial, el triunfo nacional de Oscar Iván Zuluaga pone en riesgo el futuro de la mesa de negociación de La Habana. Aunque la paz, es la diferencia fundamental no era la única variable para definir el escenario de la segunda vuelta.
Como se dijo repetidamente una de las cosas que se deciden en la elección presidencial de Colombia en el 2014 es la manera de terminar el conflicto armado con la guerrilla de las FARC. El resultado de la primera vuelta que dio como ganador al candidato del Centro Democrático, Oscar Iván Zuluaga, con el 29.25% de los votos y superar por más de 400.000 votos a Santos pone un manto de incertidumbre sobre el proceso que actualmente intentan el gobierno y miembros de la guerrilla y que incluso ha conseguido acuerdo sobre tres de los cinco puntos que se convino discutir para el fin del conflicto.
Zuluaga ha insistido en que suspendería los diálogos y le daría un plazo de una semana a la guerrilla para decretar un cese unilateral del fuego, exigencia que difícilmente puede ser aceptada por las FARC las cuales han -en cambio- pro- puesto un cese bilateral que resultaría inaceptable para el gobierno, por lo que la discusión sobre si los diálogos siguen o no en medio del conflicto se convertirá en un obstáculo que puede dar al traste con el proceso que actualmente se encuentra.
El ganador de la primera vuelta presidencial, en rueda de prensa concedida en la mañana de este lunes, afirmó que está dispuesto a explorar una solución negociada con las FARC pero con unas condiciones.
Por su parte, voceros de la campaña del Presidente Santos reiteraron que la principal bandera de la propuesta del candidato presidente Juan Manuel Santos será la búsqueda de la paz, a pesar de que no solo los resultados electorales, sino las encuestas, han mostrado que una buena parte de los colombianos desconfían de la voluntad de la guerrilla de las FARC.
Durante el debate electoral tres de los candidatos que se presentaron a la competencia -Santos, López y Peñalosa- apoyaban el proceso de paz y ellos en total recibieron aproximadamente el 50% de los votos, mientras que dos de ellos -Zuluaga y Ramírez- pedían poner nuevas condiciones para continuar con el proceso, éstos recibieron un poco más del 45% de los votos de la primera vuelta.
En general, los votantes del sur occidente, incluyendo al Putumayo, que es una de las regiones más afectadas por el conflicto, se decidieron en favor de los candidatos que apoyaban el proceso de paz. En el Chocó el apoyo a Santos superó el 50%. En Nariño llegó al 45% y en Putumayo el 38%.
Aunque el proceso de paz es la principal disyuntiva que se juega en las elecciones presidenciales, también es cierto que no será la única variable que consideraran los electores, ni los movimientos y partidos políticos que acompañaron a los tres candidatos perdedores.
La alianza entre Martha Lucía Ramírez y Zuluaga parece natural, no solo en los temas de la paz, sino en otros temas en los que comparten valores de derecha. En cambio, el posible apoyo del Polo y los Verdes a Santos pasará seguramente por la posibilidad de que el Presi- dente se comprometa a revisar algunas de las políticas públicas que ha impulsado bajo su gobierno.
Si Santos quiere el apoyo del Polo tendría que aceptar cambios en su política agraria y si quiere el de los verdes tendrá que recoger propuestas en materia ambiental y de forma de explotación de la minería.
El senador vallecaucano Alexander López del Polo Democrático ha dicho que “hay un escenario de ilegitimidad en el país. El 61%, no votó, eso de- muestra la rebeldía de la gente por la forma como han gobernado el país”. Esta declaración demuestra que la eventualidad de un apoyo del Polo al Presi- dente Santos pasaría por un profundo acuerdo programático.
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