Muchachos: saquen sus celulares

JAIME BONILLA MEDINA

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El pasado 21 de agosto, el parlamentario Rodrigo Rojas radicó un proyecto de ley que pretende prohibir el uso de dispositivos móviles en colegios de preescolar, primaria y secundaria. Aunque el congresista es explícito en aclarar la necesidad del aprendizaje y aplicación de las nuevas tecnologías; menciona que, la presencia de estos aparatos en manos de niños y jóvenes bisoños, se convierten en factor de distracción, impedimento para el normal aprendizaje. Enfatiza en el asocio con alteraciones dela salud de tipo mental y físico (estas últimas no están demostradas por ningún estudio científico con seria evidencia). También, en trastornos del comportamiento, al no poder permanecer “on line”, continuamente. Dice combatir con esta legislación, el matoneo escolar en los planteles y la explotación sexual en general. En Francia rige una ley similar sin esto indicar que debemos emular su implementación a ciegas.

El proyecto ha despertado polémica. Es cierto que las TIC mal utilizadas ocasionan más daño que beneficio. A diario constatamos cómo múltiples delitos relacionados con la navegación en internet, impactan en los jóvenes practicantes, pero el hecho de quedarse en el plano de la prohibición, no soluciona el problema. La verdadera prevención, la advertencia sobre estos peligrosos riesgos, no debe provenir exclusivamente del gobierno, debe emerger en el seno del hogar con una educación basada en el buen ejemplo, confianza, respeto, ponderación de la autoestima, disciplina sin maltrato e inculcación de valores para llevar una vida sana.

No podemos menospreciar las ventajas de los medios electrónicos. Ellos brindan una fuente inconmensurable de información inmediata, ayudas resolutivas, guías, entretenimiento que, en determinado momento, son herramientas valiosas para complementar el bagaje intelectual y la orientación instructiva. Es obligatorio, hoy en día, conocer el manejo de estos dispositivos pues horizontes de toda índole se abren: investigación, ciencia, trabajo etc., que requieren de su dominio para una provechosa aplicación.

En el campo docente aparecen dos perspectivas: la parte disciplinar para concientizar al estudiantado sobre la utilización de los celulares únicamente con fines pedagógicos. Estamos de acuerdo con prohibir el chat y las redes sociales en el aula. Por otro lado, es obligatoria la actualización de los profesores en informática, pues su experticia garantiza una saludable ubicación de los dispositivos para, así, convertirlos en instrumento útil en el aprender y saber.     

“… pienso que en un mundo donde la alfabetización ya no es cuestión de saber leer y escribir, sino también de saber utilizar la tecnología, no podemos bajarnos de ese tren porque sería un retroceso […] Se trata de aprender a utilizarla como un aliado y no como un enemigo […] como maestro es posible decirle a los estudiantes cuándo la vamos a utilizar y cuándo no”. (Luis Cerezo. Docente America University).   

Para resumir nuestra posición frente a este dilema, traemos una explicativa comparación: en épocas estudiantiles liceístas, cuando nada de esta avasallante tecnología existía, estudiábamos en los textos clásicos. Para los que no conocieron las reglas de cálculo, ya piezas de museo, eran las computadoras portátiles de aquellos tiempos, unos instrumentos manuales que permitían obtener todas las complejas operaciones aritméticas, logarítmicas y trigonométricas. Si alguien hubiera planteado una ley para vedar el uso de las reglas de cálculo: ¡Jodidos todos! No se trata de impulsar medidas extremistas; al contrario, se trata de moldear, cultivar y proyectar antes que cohibir.

Entre otras, ¿para qué diablos en la vida nos sirvieron tantos datos sobre faraones de Egipto, ríos del África septentrional o las guerras púnicas? Para nada. Hasta fueron olvidados. La educación escolar debe dar un giro y brindarle al alumno enseñanzas prácticas para defenderse y progresar en la vida, Ejemplo: cómo organizar un evento cultural o el empleo benéfico del teléfono celular.