ORIANA MENDOZA VIDAL
Presidente Ejecutiva, Cámara de Comercio del Cauca
Últimamente se habla de innovación como hablar del estado del clima, aseguramos que todos debemos ser innovadores, pero realmente muchos de nuestros empresarios desconocen lo que implican los procesos de innovación dentro del mundo corporativo, nos cuesta pensar la innovación por fuera de los laboratorios científicos, y mucho más lejana es la idea de gestar procesos innovadores en el sector rural, donde se presentan cuellos de botella significativos en contra de su desarrollo.
Según el estudio liderado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual y la Universidad Cornell que arroja el Índice Global de Innovación – GII, para el año 2017 Colombia ocupa el lugar 65 entre 127 países, siendo Chile el primer país latinoamericano en aparecer en el puesto 46, los primeros tres lugares son para Suiza, Suecia y Países Bajos, seguidos de Estados Unidos en cuarto lugar.
De acuerdo al Manual de Oslo, documento desarrollado por la OCDE, la innovación es “cualquier solución de alto impacto o ampliamente diferenciada y novedosa que tenga éxito en el mercado”. La innovación implica la utilización de un nuevo conocimiento o de una nueva combinación de conocimientos existentes.
Así las cosas, la innovación puede ser de producto, proceso, mercadeo y organizativa, lo que se logra mediante la aplicación de nuevos conocimientos y tecnología que pueden ser desarrollados internamente en la empresa, con colaboración externa, o adquiridos a través de asesorías o por compra de tecnología.
Bueno, todo lo anterior suena todavía a laboratorio de experimentos, entonces, ¿qué significa ser innovadores? ¿Cómo somos más innovadores? En suma, ser innovador refleja una forma de pensar diferente y que esa diferencia lleve a acciones concretas materializadas en productos, procesos, tecnología, etc. Pero lo realmente valioso, es que somos los seres humanos quienes tenemos la capacidad de idear y crear cambios en nuestros ambientes laborales, la tecnología por sí misma no encarna la innovación, si no es en la interacción con el ser humano en su búsqueda permanente de mejorar las condiciones de vida de la sociedad. Hasta aquí, seguimos pensando en un entorno empresarial circunscrito en lo urbano, donde aún hay mucho por hacer para avanzar en la apropiación de cambios innovadores que impacten la productividad y el posicionamiento en el mercado, pero en lo rural esta todo por hacer.
En un departamento como el Cauca, eminentemente rural, donde las cabeceras urbanas dependen del ciclo de cosechas para mover la economía y el comercio, es necesario aterrizar la innovación al campo, hablar de los pequeños productores rurales, de generar verdaderos eslabones en una cadena productiva entre productores, transformadores y comercializadores, de cara a los mercados globalizados con un sentido especial de la asociatividad y la sostenibilidad ambiental, enmarcados en el escenario del postconflicto que vive el país, donde la paz se construye generando oportunidades de mejores ingresos en lo rural, aunado a condiciones de vida dignas.
El postconflicto exige de nosotros los caucanos mayores esfuerzos, no solo institucionales, sino civiles y personales, tenemos la oportunidad histórica de sentar las bases del Cauca que queremos para nosotros y nuestros hijos, viviendo en una sociedad donde prime la reconciliación, el perdón, el entendimiento, pero sobre todo, donde las diferencias étnicas y culturales sean el insumo para construir dentro de la diversidad un territorio incluyente, participativo, pero sobre todo PRODUCTIVO, entendiendo que la innovación simplemente es hacer las cosas de diferente manera para obtener resultados distintos potencializando los conocimientos existentes.
A este nuevo enfoque de gestionar la ruralidad caucana lo hemos llamado EMPRESARISMO RURAL, cambio innovador en el campo, como aporte para reducir la brecha entre el desarrollo urbano y rural, en la medida en que los pequeños productores rurales se reconozcan como EMPRESARIOS y se generen procesos de transformación con un mayor valor agregado a partir de las materias primas, especialmente agropecuarias, que se producen en el Cauca, tejeremos con lazos fuertes la paz en nuestro territorio, sin perder los conocimientos ancestrales, que se convierten hoy en día en oportunidades de negocio agregando elementos innovadores, que son reconocidos y valorados en diferentes nichos de mercado nacionales e internacionales. Nuestro momento es AHORA, nuestra oportunidad es YA.
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