RODRIGO SOLARTE
Persisten las incertidumbres relacionadas con la nueva cotidianidad que estratos, familias y personas de las diferentes edades, enfrentan y experimentan con esta crisis humanitaria y de salud, que la pandemia Cov-19 agudiza.
Es popular la expresión ¨ no estábamos preparados y seguimos aprendiendo con ella¨. Tal manifestación, es confrontada por quienes la interpretan como una ¨ plandemia¨, o plan friamente planeado, confrontando la idea de que ´´la historia se repite´´.
La ingeniería genética y nanotecnología posibilitó en corto tiempo la obtención de moléculas a partir del RNAm, para que al inyectarlas, el sistema defensivo o inmunológico humano cree anticuerpos que nos defiendan del SARS-COv-2, que es un coronavirus RNAm nuevo, según la información difundida.
No todas las llamadas, vacunas anti coVid-19, tienen esta tecnología aplicada. La duración de la inmunidad y otros efectos a mediano y largo tiempo, son inciertos, incluso para los biocientíficos y otros expertos de reconocida formación y experiencia en estas situaciones, que cuestionan los diferentes aspectos de esta Sindemia retadora de la existencia humana y de la manera cómo hemos tratado la naturaleza.
Continuamos aprendiendo e investigando, quienes a ello se dedican como biocientíficos, geológos y sociohumanistas, entre tantos, precisamente para que las epidemias o pandemias que han de seguir, regional o planetariamente, gracias a los adelantos de estas ciencias, puedan ser prevenidas o controladas rápidamente cuando aparezcan.
Incertidumbres y miedos están integrados al ser humano como aciertos y valentía lo están en la lucha por la vida. Nacemos sin ellos, pero también los aprendemos, incluyendo su manejo con el comportamiento orientado por sentimientos y pensamiento en el contexto correspondiente.
Deduzca usted mismo, estimado lector, cuáles son sus incertidumbres y miedos hoy y el porqué de ellos para deducir alternativas positivas, partiendo de su propia vivencia y experiencias de vida, previa y actual.
Estamos aprendiendo más del autocuidado de la salud física con su importancia comunitaria y social. Unamos el cuidado de la salud mental, constatando que la primera red de apoyo está en el diálogo sincero, abierto, sin miedo, con la familia y compañeros de trabajo y preocupaciones.
Desde la niñez aprendemos inicialmente imitando a los mayores, incluyendo los miedos e inseguridades que nos haya tocado afrontar.
La nutrición física y afectiva en la primera infancia, construye a partir de la autoestima en desarrollo, la capacidad de sobreponerse individual y socialmente a las adversidades del proceso vital que no faltaran.
Cada época con sus acontecimientos y experiencias van aportando a la civilización humana, asimilando nuevos hábitos y corrigiendo o descartando otros, por deducción del sentido común, aporte del conocimiento científico, o ratificación de lo benéfico de alguna arraigada costumbre en la comunidad.
En la virtualidad se refleja todo lo humano existente en el planeta tierra. Lo que se difunde a los medios lleva implícito los propósitos e intereses, presentes en la mente y conciencia de los realizadores o actores para hacer partícipes a los demás.
Las diversas culturas a lo largo de su historia han desarrollado maneras para compartirla o difundirla. La virtualidad de hoy, difundida por la élite apropiada de los adelantos científicos y técnicos, lleva ese principio, aparentemente apolítico, parapetándose en lo informativo, recreativo e incluso científico, como verdad incuestionable, haciéndola dogmática o única verdad a seguir.
En ciencias no hay paradigmas eternos, pero culturalmente la FE religiosa y tradiciones ancestrales, al manejar su verdad a conciencia, demostrado está, también elevan los mecanismos de defensa investigados y otros que desconocemos. Llegados a este punto de la historia, la vida sigue incierta. Terminando esta reflexión, recuerdo un pensamiento de Chaplin. La vida es bella si no se le tiene miedo.
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