Igual que el año pasado

LETTY PATRICIA FERNÁNDEZ GUISSAO

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Hoy, 30 de diciembre de 2014, Jorge Armando Otálora, defensor del pueblo, concede una entrevista a la FM para resumir uno de sus informes defensoriales con apuntes tan preocupantes como la minería ilegal que está reemplazando a una actividad cultural conocida con el nombre de pan coger; la falta de agua potable para la comunidad Wayuu, la ausencia de alcantarillado y el tema más alarmante es la muerte de 45 menores de edad de esta misma comunidad, por desnutrición.

A su vez menciona que le gobernador de la Guajira, usa los recursos que deben ser invertidos en el bienestar de los pobladores, en el patrocinio de las parrandas vallenatas que incentivan, pienso, la insensatez, la inconciencia, la violencia, el desorden y muchos otros sentimientos y pensamientos negativos con respecto a la realidad que vivimos.

Valga la oportunidad para aclarar que apoyo todas las manifestaciones culturales que visibilicen la diversidad poblacional de nuestro país, tal como se manifiesta en nuestra Constitución Política de 1991; pero con lo que no estoy de acuerdo es con la malversación de los dineros que podrían garantizar el sostenimiento de muchos ciudadanos que lo necesitan.

Ahora, si hiciéramos un minucioso seguimiento a los atropellos cometidos en contra de los niños y las niñas que son los que aseguran que nuestro legado perviva, nos daríamos cuenta que ni siquiera estas cifras tan altas han logrado que el Gobierno genere un plan de acción efectivo para protegerlos de los peligros de atrás y de ahora y mucho menos que asegurarles, mínimamente, su alimentación.

¿Será que este escenario nos da para pensar en celebraciones, en ferias, en fiestas, en parrandas o en cualquier otro festejo que logre hipnotizarnos y olvidar por unos instantes que el proceso de paz nos ha costado 26.000 millones de pesos y que se legalizan siempre y cuando se firme?

¿U olvidar que el aumento en el salario mínimo para el próximo año no supera los 30.000 mil pesos, y que la canasta familiar cuesta más de un millón; o que el actual sistema educativo invisibiliza las diferencias étnico-culturales o que en el Congreso hay, por error, inexpertos proponentes responsables de que 47 millones de seres humanos seamos felices?

¡No lo creo!