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Por: Jorge Alberto Duque Mejía
Especial para EL NUEVO LIBERAL
El periódico EL TIEMPO del domingo 17 de febrero de 2019, encabeza su sección 2.3 con el siguiente título: ‘La polución mata 15 veces más que todas las guerras’. Además, no es la primera vez que nos advierten y nos repiten lo mismo. Creo que la “repetidera” no se debe a la terquedad de EL TIEMPO, sino al hecho de que allá sí han entendido que se trata de algo sumamente urgente. ¿O es que la afirmación de que la polución es la responsable de nueve millones de muertes al año o de un 16% de todas las muertes a nivel mundial, no es algo a lo cual le debamos prestar la debida atención?
Al parecer algo anda mal en nuestra lista de prioridades, o sencillamente no queremos entender la magnitud de lo que se nos está “viniendo encima”. En días pasados pudimos ser testigos de lo que se está viviendo en Bogotá al respecto. Parece que hay días y horas en las cuales ver de un lado de la calle al otro es casi imposible.
Y a pesar de todo esto, por ninguna parte se escucha la voz del estado, del gobierno, de las administraciones territoriales. La prioridad parece ser la de si se chatarrizan o no los buses o si ya se han “alineado” todos los astros para abrir una multi-millonaria licitación para la adquisición de nuevos buses para Transmilenio. Pero de los miles y miles de niños con asma, de la agudización de los pacientes con EPOC, del aumento escalofriante de las enfermedades del tracto respiratorio y de cómo éstas están casi que ganándole el primer puesto como causa de muerte a las enfermedades cardio-vasculares, de eso no se escucha nada. La burocracia parece seguir creyendo que con haber logrado una ley que rece: “Fumar puede ser nocivo para su salud”, queda hecha la tarea de velar por el medio ambiente.
Por favor, ¡despertémonos! O es que no vamos a poder entender que, en promedio, la polución es responsable de más de una de cada cuatro muertes. La tarea debe empezar otra vez, aunque parezca tardíamente, por la educación. Parece como si nosotros, los adultos, hubiésemos fallado en instruir a quienes nos siguen, sobre lo que es el medio ambiente, sobre la condición de pasajeros en la cual nos encontramos habitando este planeta, sobre aquello que es realmente lo esencial para vivir y sobre todo, sobre el verbo “preservar”. No es justo que pretendamos delegar a nuestros descendientes la responsabilidad de velar por el medio ambiente, si ni siquiera saben de qué se compone el aire que respiramos, del cual vivimos y sin el cual no sería posible la vida sobre la tierra.
Sí, así es. Ese aire que está en todas partes, gratis, además, no es simplemente aire. Se compone en un 78% de nitrógeno, en un 21% de oxígeno y el restante 1% lo conforman sendos gases nobles, como el argón, el criptón, el helio y otros más. Y nosotros, los que decimos ocupar la punta de la pirámide de la creación, somos quienes hemos venido deteriorando ese 21% de oxígeno que conforma la fórmula de la cual se compone el aire o la atmósfera respiratoria. No faltó, sino que hace décadas nos dijeran que el Amazonas o la Amazonía es uno de los más importantes pulmones de la tierra, para que empezara la tala desenfrenada de sus bosques y el exterminio de muchas de las especies de animales que la habitan.
Los invito a que aterricemos, a que nos demos cuenta que estamos solos, que no debemos ni podemos esperar ni comprensión ni apoyo de nuestros gobiernos, de nuestras entidades de salud. La iniciativa está en nuestras manos.
Una buena propuesta
Ya que hemos quedado huérfanos de apoyo, por lo menos, dediquémonos a buscar la forma de respirar el aire que merecemos. Los alemanes nos ofrecen una fórmula sencilla, copiada de la naturaleza, no tóxica y sin ningún tipo de efectos colaterales nocivos. Además, no proviene del monopolio de la salud, no la vende ningún laboratorio y no es un tratamiento médico. Se trata de la VITALIZACIÓN de la casa alemana AIRNERGY+.
Buscando limpiar ese 21% de oxígeno contenido en la atmósfera respiratoria, los alemanes se percataron que la naturaleza nos ofrece incesantemente el mejor de los talleres especializado en limpiar el oxígeno. Ese taller está en los bosques, en donde los rayos solares celebran su encuentro con el verde de las hojas y suscitan así el conocido y maravilloso fenómeno de la fotosíntesis.
Es precisamente ese fenómeno químico-natural el que se encarga de limpiar, de activar, de cargar el oxígeno que nosotros hemos venido degradando con irracional persistencia. En un equipo de tecnología de punta, equipo no mayor que una impresora sencilla y que no pesa más allá de 4 o 5 Kg, los diligentes investigadores alemanes lograron reproducir el mencionado fenómeno natural de la fotosíntesis.
Este sensacional invento nos permite respirar el aire que nos merecemos y alejarnos en sesiones de 21 minutos de ese aire polucionado que mata 15 veces más que todas las guerras.
Ya en varias ciudades de Colombia hay sitios en donde puede uno comprar sesiones de Vitalización. Cada día crece el número de personas con el suficiente olfato para darse cuenta que la salud, la calidad de vida y la solución a la creciente angustia respiratoria, no provendrán ni del Estado ni de los laboratorios farmacéuticos.
Nos llegó la hora de decidirnos por una atmosfera respiratoria más acorde con lo que nos merecemos.
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