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HAROLD MOSQUERA RIVAS
Un 15 de noviembre de 1884, hace 134 años, por convocatoria de Francia y el Reino Unido, se inauguró la conferencia de Berlín, en la ciudad alemana del mismo nombre, el propósito era acodar soluciones a los problemas que se derivaban de la expansión colonial de esos países europeos en el África y convenir la repartición del continente de manera concertada. El anfitrión fue el canciller alemán Otto Von Bismarck.
En esa conferencia se repartieron toda el África, excepto Liberia que había sido colonizada por los Estados Unidos y había alcanzado su independencia, por lo que no fue sometida a una nueva colonización. Solo un país, Abisinia, que hoy es conocida como Etiopía se rebeló contra la invasión colonizadora de Italia y logró permanecer independiente.
En esta conferencia se pactó la aplicación del principio del utti possidetis jure, según el cual los estados europeos solo podría reclamar soberanía sobre los países africanos, una vez hubiesen establecido una posesión real sobre estos, lo cual se conseguía con una ocupación militar permanente., lo que le daba el derecho a una explotación económica. Como consecuencia de esta conferencia se reconoció la existencia de un estado libre de El Congo, pero como propiedad privada del rey Leopoldo II de Bélgica, los colonizadores sometieron a sangre y fuego a los nativos, para explotar el caucho, los diamantes y los cultivos congoleños.
A las familias se les fijó una cuota permanente de caucho y alimentos que debían entregar al colonizador, pero en caso de incumplimiento se les castigaba con la mutilación de alguno de sus miembros, lo que produjo un número elevado de personas mancas. Esta ignominia realizada a nombre de la civilización se convirtió en genocidio, pues murieron en el proceso cerca de 10 millones de personas, mientras el monarca belga se hacía cada vez más rico. Esta tragedia fue contada por Mario Vargas Llosa en su Novela “El Sueño del Celta”, que recrea la vida del diplomático Roger Casement, quien vivió en el Congo Belga los horrores de la colonización y los denunció ante la Corona Británica y ante el mundo entero, como hicieran otras personalidades como Edgar Alan Poe, Mark Twain y Bertran Rusell entre otros.
Por todo lo anterior, el 15 de noviembre de cada año es una fecha de triste recordación para los afrodescendientes, pues con esa conferencia se inició una tragedia tan grande para los pueblos africanos como la que vivieron los pueblos indígenas de américa con la llegada de los españoles. En la canción Sorongo del grupo Calle 13 se recuerda lo sucedido en el Congo al decir:
Dime sorongo, dime sorongo
que es lo que el negro tiene de blanco
y que es lo que el blanco tiene del Congo.
Llego el diablo blanco cristianizando
con veneno de culebra, dejando el alma en quiebra
se bajaron las ostias con un poco de ginebra
y los mataron, de un palo los ahorcaron
el diablo blanco.
A todos en la aldea los dejaron mancos
(¿qué es lo que tiene?)
El manco de blanco
(¿qué es lo que tiene?)
El negro de manco
El negro tiene lo que se le quitó,
y el blanco tiene lo que se robó
Pa’ llegar al Congo yo me guío por el corazón
del sol donde no hace frío, no hay desvío
en sus arterias circula el agua del río
que desemboca en la sangre pura que tiñe
el paisaje de una dictadura
las memorias son muerte vivida
lo que duele nunca se olvida.
Imposible olvidar la tragedia del Congo.
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