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HAROLD MOSQUERA RIVAS
Jhon Jairo Velásquez Vásquez, más conocido como Popeye, quien fuera jefe de sicarios de Pablo Escobar y del Cartel de Medellín, ha sobrevivido a las guerras de la mafia colombiana, a casi 24 años de prisión en su período de sometimiento a la justicia, más de 3 años en libertad y ahora de nuevo en la cárcel pagando por presuntos hechos punibles cometidos luego de acceder a la libertad.
Se declaró militante del Centro Democrático, youtuber, salió a las marchas en contra del plebiscito, desafió al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela y ahora asume de manera pasiva su nuevo período en prisión, no se queja del gobierno, tampoco de la justicia, considera estar más seguro en la prisión que en libertad.
Fue sorprendido celebrando el cumpleaños de un jefe de los urabeños conocido con el alias de Tom, quien estaba pedido en extradición, algunos lo acusaron de haber entregado a Tom y pusieron precio por su cabeza y antes de que lo asesinaran por esa acusación, regresó sin oposición a la cárcel. Lo único que explica la supervivencia de este señor a tantos momentos de riesgo, es su inteligencia, pues se requiere mucha para llegar hasta hoy respirando.
Lo triste de su historia de vida, es que tanta inteligencia se haya utilizado para el servicio del mal, pues imagino que, si este señor hubiese sido un estudiante disciplinado de escuela, colegio y universidad pública, posiblemente estaría aportando a la patria con su capacidad e ingenio. Así mismo hay muchos colombianos que por diferentes razones invirtieron su talento en beneficio de causas innobles o fútiles, de la politiquería, de la corrupción, del crimen organizado y del delito de cuello blanco. Por fortuna los colombianos de bien se cuentan por millones, lo que sucede es que aquellos que deciden tomar el camino del mal y hacer mucho ruido como Popeye, terminan siendo los reyes de la publicidad y los protagonistas de la historia, pues vende más una telenovela sobre la vida de Popeye que un documental sobre nuestro nobel de literatura, de hecho esperamos unos seriados que cuenten para las generaciones venideras la vida entera de nuestras glorias destacadas como García Márquez, Manuel Zapata Olivella, Teresa Martínez de Varela, Martín Emilio Cochise Rodríguez, Raul Cuero, Fernando Botero, Totó La Momposina, Efraín Martínez, Leonor Gonzalez Mina, Manuel Elkin Patarroyo y tantos otros que sin ejercer violencia, llevaron el nombre de nuestro país a las más elevadas cumbres de la cultura, las artes y la ciencia.
Quedan todavía muchas inteligencias colombianas sacrificadas en destinos equivocados. En este propósito de construir la paz, deberíamos trabajar desde la escuela y en todo el proceso formativo, para garantizar a los niños y niñas las mejores condiciones de educación en procura de descubrir y aprovechar sus virtudes y talentos, para que historias con la del señor Popeye queden registradas en las páginas tristes de una época de nuestra nación que jamás se repetirá. Como tampoco se repetirán las masacres, los falsos positivos, las desapariciones, los genocidios y todos aquellos hechos que nos presentaban ante el mundo entero como un país no viable.
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