Una adolescente de Popayán abortó y enterró el feto en un cementerio del sur de la ciudad. La Policía después descubrió este hecho.
Una niña enterró, en un cementerio del sur de la ciudad, el cuerpo del ser que llevaba en sus entrañas, y que por razones que aún están por establecer, fue abortado. Este insólito caso se registró en el sur de Popayán cuando la docente de la niña se enteró del asombroso comportamiento porque una compañera de la misma entregó detalles del lugar donde yacían los restos.
Sorprendida al escuchar la forma como una de sus alumnas tuvo la capacidad posiblemente de abortar y de enterrar el feto en un lugar apartado, la maestra se desplazó hasta el sitio indicado, verificando que sí era cierto la versión entregada por la estudiante. Por eso, y de manera inmediata, se comunicó con las autoridades, quienes al llegar al lugar, comprobaron que a escasos dos metros de profundidad, estaban los restos de una vida truncada.
El macabro hallazgo, registrado el pasado 19 de marzo, permanecía oculto ante la opinión pública hasta el momento que un padre de familia informó de esta situación a la sala de redacción de El Nuevo Liberal. A través de unos de los periodistas, se constató que efectivamente en las instalaciones de Medicina Legal permanece el feto luego que a este lugar fuera trasladado por los funcionarios judiciales del Grupo de Infancia y Adolescencia de la Policía ejecutado el respectivo desentierro del pequeño cuerpo.
Esta casa periodística buscó conocer la versión oficial de entidades relacionadas con el bienestar y el cuidado de niños, niñas y adolescentes, como el ICBF, pero se abstuvieron de entregar declaraciones.
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