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NELSON PAZ ANAYA
Comentar la situación del Cauca, a través de los medios de comunicación, tiene la dificultad compartida por quienes pretendemos sacar adelante este ejercicio, del cual, todos quisiéramos informar los avances en el logro de los paradigmas, de la superación de la violencia, del salto a las dificultades, de la superación de la pobreza, de la generación de cientos de puestos de trabajo, de la seguridad, de la paz en todos los territorios, de la armonía social y del encadenamiento del aparato productivo de todos los sectores y de las varias regiones.
Como seria de satisfactorio hacer referencia a las ventajas de los acuerdos sobre los entendimientos, respecto de los territorios, la tierra, los suelos, las aguas, las vías, la planeación para la producción, la distribución, los mercados, las ofertas y los consumos, todo girando en torno de la convivencia, la transparencia, el progreso, la justicia y la equidad.
Edificaría mucho el entorno social de la estructura productiva del departamento, poder referirse a los avances significativos de los esfuerzos conjuntos del sector público y del privado, en la consolidación de alianzas público privadas, como afortunadamente así sea, de manera insipiente ya se empiezan a hacer en algunas regiones, como son los avances de las autoridades de los municipios de Corinto, Toribio, los Cabildos y Empresarios respecto de las inversiones ZOMAC.
Demasiado grato seria compartir levantando los brazos y gritando de alegría, al disfrutar los triunfos y proezas, lágrimas y satisfacciones, podios y caídas de los deportistas, poetas, escritores, artesanos, agricultores, estudiantes, obreros, empresarios, transportadores, comerciantes, rebuscadores, muchos haciendo bien la tarea por sencilla que parezca.
Pero esta utopía, todavía está lejos de ser realidad, aun nos enredan legados de los siglos anteriores, tasados en infinidad de años perdidos, en la rueda de la historieta, que gira sobre el mismo eje de las desavenencias por las cosas pequeñas, por las alforjas diminutas de Sancho, y por las quimeras perdidas en el limbo de los egoísmos de las vanidades confundidas en un mundo insignificante, en donde los enanos son gigantes.
Aun así, hay expresiones, mentes y voluntades dispuestas a insistir en la conformación de un Gran Pacto por el Cauca, por doquier se encuentran personas que desde sus respectivos trabajos, empeñan su visión en el encuentro con la esencia misma del alma caucana, cogiéndose de la tradición, del ancestro y de la raza, para formar esta tierra compartida.
Si bien es cierto nos alimentamos de la esperanza, también lo es, que la gestión del tiempo, acosa, porque los estragos de la violencia y la pobreza, dejan huellas difíciles de borrar y por el contrario aumentan las causas de situaciones insostenibles, que muestran el atraso y el marginamiento.
La actitud positiva de perseverar en la acción cotidiana, choca contra la repetición infinita de un estado distante de un territorio, que amerita un trato especial y especifico dadas las características muy propias del Cuaca.
Si a los resientes conflictos de las colectividades indias, Misak y Nasas, la indefinición de las tierras colectivas de Comunidades negras, agregamos los pronunciamientos de las comunidades campesinas, no sin dejar de lado las quejas de los propietarios de tierras debidamente explotadas, con conformidades en sus compromisos sociales, se encuentra un caos que no tiene posibilidad en la actuación burocrática del Gobierno, sino en la posibilidad de un acuerdo compartido.
Solo una verdadera acción local, con entusiasmo, con la visión de sacrificar partes en aras del todo, pude brindar los mejores resultados, creando espacios en donde todos sientan el beneficio de acuerdos justos sobre realidades de irresolución, si se conservan como están, pueden por el contrario, ocasionar peores conflictos sociales, políticos y económicos.
Históricamente el error ha sido esperar la solución venga del nivel central del gobierno, no se debe olvidar muchas de las dificultades provienen de presuntas soluciones improvisadas, que produjeron las peores incertidumbres.
Ante la comunicación permanente de malas noticias, como la muerte de la ilusión de la doble calzada Quilichao- Popayán, la interminable indefinición de las vías con el oriente de Colombia, Huila, Caquetá, Tolima, Putumayo, creando las peores expectativas sobre las ventajas comparativas que requiere su vulnerable producción agropecuaria, es prioritario trabajar en procura de entendimientos para superar los conflictos que empeoran la región.
EL CONPES del Macizo Colombiano, estrella fluvial, que produce tanta agua, como discursos populistas de todos los pelambres, ahora con su objetivo de : “Implementar un modelo de desarrollo regional integral para impulsar el desarrollo productivo sostenible y la conservación de los ecosistemas del macizo Colombiano”, en el encargo de que el SIRAP- Sistema Regional de áreas protegidas del Macizo, aparato burocrático espere 15 años, para recomendar lo de hacer, y mientras tanto, los Yanaconas, otras comunidades indígenas y campesinas, ven desaparecer sus duendes y la posibilidad de vida.
Así, no romperemos el cascaron del atraso, menos el de los conflictos, solo una actuación decidida, razonada, objetiva sobre las evidencias, con la firme convicción de que solo un acuerdo local de todos los actores puede encontrar el camino posible.
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