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ÁLVARO GRIJALBA GÓMEZ
No es nada fácil muchas veces tomar decisiones, especialmente aquellas que conllevan tener que dejar algo ligado y comprometido con la identidad misma de quien la toma, como en mi caso, al hacer dejación de ese algo que es parte de mi modesta personalidad como ser humano y servidor social, la Academia.
Soy hijo de una maravillosa e inigualable Institutora que entregó, desde su juventud, gran parte de su vida a la enseñanza de la niñez y me enseñó a enseñar; me crié en medio de aulas escolares, pupitres, tableros, tizas, almohadillas, cuadernos, tinteros, lápices y el bullicio colegial de los estudiantes alumnos de mi Madre.
De ahí nace mi amor e identificación con la Academia, como el mejor, el más válido y maravilloso instrumento para formar seres humanos y ciudadanos de bien que contribuyan a construir cada día una sociedad mejor.
La generosidad de la Asamblea de Fundadores de la Corporación Universitaria Autónoma del Cauca, de ese gran patriarca y Maestro de maestros el Doctor Bruno Mantilla Pinto y su dignísima esposa Doña Ana Beatriz Sandoval de Mantilla y sus distinguidos hijos Daniel y Rubén, desde hace más de doce años me permitieron hacer parte de ese extraordinario proyecto académico de Educación Superior, primero como docente de Historia de las Ideas Políticas y de Ciencia Política, y luego como Decano de la Facultad de Derecho Ciencias Sociales y Políticas en dos oportunidades, cargo del cual decidí hacer dejación, por motivos inherentes a mi bienestar familiar, a mi salud y una decisión eminentemente personal.
Me retiro de este maravilloso claustro académico, con la certeza del deber cumplido, con la perenne gratitud por el inigualable afecto que todos sus estamentos me profesan como compañero de trabajo, como amigo, como conductor de un proceso de engrandecimiento institucional de nuestra Facultad de Derecho Ciencias Sociales y Políticas y su Programa de Derecho, la cual dejamos posicionada como una de las mejores del Sur Occidente Colombiano.
Tengo una serie de sentimientos encontrados, de nostalgia por dejar la Universidad, de satisfacción por haber logrado muchas importantes metas, de preocupación porque quedan algunas en la puerta del horno listas, ojalá para que sean ejecutadas por mi sucesor o sucesora, pero sobre todo porque sé que cumplí a cabalidad dejando huella para bien, y porque me retiro con la alegría de saber que podré dedicar mucho más tiempo a mi familia, a mis hijos y a mí mismo.
Trabajamos con un pequeño pero eficiente equipo, con indiscutible e innegable sentidos de pertenencia y amor por la Institución, con honestidad, lealtad y dedicación, que nos permitieron acometer acciones de trascendencia académica para el mejor posicionamiento de nuestra Facultad.
Para citar algunas simplemente a título de ejemplo, como Decano de la Facultad, fui miembro de la Junta Directiva Nacional de la Asociación Colombiana de Facultades de Derecho, Acofade, organización líder de las facultades del país, desde donde abrimos importantes espacios de relacionamiento inter institucional.
Propiciamos convenios con universidades extranjeras para el fortalecimiento de la internacionalización de la Facultad, al igual que con universidades nacionales para estructurar especializaciones y maestrías.
Hicimos de la Facultad un foro abierto presentando importantes personalidades de la vida pública y de la academia en foros, conversatorios, conferencias, seminarios, congresos etc., permanentemente.
Se plantearon serias reformas al interior, como la del régimen de preparatorios, curricular, siempre con miras hacia la alta calidad académica de nuestra Facultad.
Queda lista para impresión, la Revista Nuevo Foro Autónomo; para firma el convenio de una Maestría, y entre otras actividades para el próximo semestre, la realización del IV Congreso Nacional e Internacional de Semilleros de Investigación Acofade con sede en nuestra Universidad, los días 15 y 16 de agosto, amén de Jornadas académicas de Derecho Privado y Publico.
Mi imperecedera gratitud para el extraordinario y brillante cuerpo de Docentes, quienes con su altísimo nivel académico contribuyen día a día a la formación de profesionales idóneos y pulcros en el ejercicio de las Ciencias Jurídicas, pues son ellos el soporte estructural de la carrera del Derecho, quienes me distinguieron con su afecto, respeto y amistad.
Igualmente a mis casi mil estudiantes del Programa de Derecho gracias por habernos escogido como sus conductores en sus aspiraciones de llegar a ser unos brillantes profesionales en ejercicio jurídico.
Mil gracias por los generosos, afectivos y conmovedores mensajes que he recibido de todo el estamento universitario con motivo de mi retiro de la Decanatura, por el homenaje sincero y franco del cuerpo administrativo, todo esto que reconforta y reboza mi espíritu y mi corazón Autónomo, que seguirá siempre allí en esa entrañable Institución de Educación Superior como testimonio de mi gratitud y el inmenso afecto que todos me brindaron durante mi permanencia en ella.
El Señor bendiga nuestra Universidad en sus 40 años.
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