COLUMNA DE OPINIÓN
Por: FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO
Rin-Rin Duque, en condición de subjefe de Estado, rebuzna en los estrados internacionales sobre sus denodados esfuerzos para implementar la Paz, preservar el medio-ambiente, paliar el cambio climático, etc., ofendiendo con sus embustes la inteligencia colombiana. En calidad de subpresidente, defiende ardorosamente su catastrófica gestión y la de sus calanchines, niega la existencia del conflicto interno, despotrica contra las propuestas del Pacto Histórico, tapa el robo de los dineros para construir la reconciliación nacional e inaugura, febril, pedazos de obras con placas conmemorativas que se avistan desde la luna. ¡Amarren ese orate!
Alardea que entrega una economía repotenciada y enfatiza, mendazmente, que el crecimiento económico en 2022 alcanzará el 6.1%, mientras encubre que en 2023 será del 2%. Olvida las diferencias entre “rebote” y “reactivación” económica intensiva; que el desempleo supera el 11% y que, de su recuperación, depende mitigar la miseria y la desigualdad; rebate la necesidad de una Reforma Tributaria avalada sociopolíticamente, fundada en la progresividad y la utilización eficiente del erario estatal; ignora la vulnerabilidad macroeconómica, manifiesta en la inflación –9.7%-; el déficit en cuenta corriente –importaciones: US$32 mil millones VS exportaciones: US$23 mil millones-; la devaluación cambiaria -17%-, durante 2022; desconoce las ventajas de impulsar una estrategia de desarrollo productivo, para diversificar e incrementar las exportaciones; se aferra al espejismo engañoso del precio del petróleo, como factor atenuante de la balanza comercial y motor de las finanzas públicas. Duque está persuadido de su maravillosa administración. ¡“Alábate necio, que nadie te alaba”!
La inflación priva de poder adquisitivo y pauperiza al Pueblo. Para morigerar sus efectos políticos –protesta social-, el Banrepública incrementó las tasas de interés de 1.75% al 6% y, factiblemente, las aupará más -¿9%?-, a fin de refrenar la demanda y el aumento de los precios. ¡La resultante será el menor crecimiento económico! Por estimaciones políticas, el gobierno subsidió el precio de los combustibles desde mediados de 2021 – Paro Nacional-, a pesar de su elevado costo fiscal -3% del PIB-; postergó alzas tarifarias en algunos servicios públicos y redujo los impuestos para ciertos insumos agrícolas. Actualmente, el Pacto Histórico discute el incremento de la producción local para garantizar la soberanía alimentaria y evitar las fluctuaciones de los precios internacionales, vía aumento de aranceles que –mal aplicados- podrían desmadrar la inflación, los precios a los consumidores y la pobreza.
Para abultar el gasto gubernativo, Duque desbocó el endeudamiento. Fracasada la Tributaria de Carrasquilla –abril/2020-, la deuda se acercaba al 20% del PIB, pasando a 30% en diciembre de 2021 y a 68% en marzo de 2022. El desequilibrio económico es preocupante: en 2021 el déficit externo sobrepasó el 6.5% del PIB, reducido milagrosamente por los altos precios de los hidrocarburos. En 2022, Petro tendrá que lidiar contra el nefasto legado uribista: déficit en la balanza de pagos (supera el 7%) y déficit fiscal (6.2%), mientras el Pueblo sufraga una inflación voraz derivada del enorme desembolso del gobierno Uribe-Duque. Disminuir la deuda fiscal impone aplicar políticas contracíclicas que, sincrónicamente, reduzcan el descarado gasto público -¿ATRACO?- y acrecienten significativamente los ingresos del gobierno -reforma tributaria progresiva.
La hegemonía uribista que luchó por mantener el statu quo tradicional, hacer trizas el Acuerdo de Paz y reprimir ferozmente la protesta popular, obtuvo como respuesta dialéctica la irrupción pacífica de un GOBIERNO DE INTEGRACIÓN Y UNIDAD NACIONAL, con amplias posibilidades para implementar sobre terreno fértil las REFORMAS LIBERALES que reclama Colombia. La CEPAL (2022), disminuyó el crecimiento regional a 1.8% y afirmó que habrá “mayor inflación, desaceleración, desigualdad y pobreza”, en Latinoamérica. Petro asumirá la presidencia con la firme intención de adelantar inaplazables Cambios, pero, ante la crisis económica global y las particularidades colombianas, deberá priorizar las Reformas fundamentales, entre otras las Tributaria y Rural Integral, enmarcándose en los linderos fijados por la realidad objetiva. ¡Pronto soplarán vientos propicios para activar las demás reformas que lo encumbraron al poder!