COLUMNA DE OPINIÓN
POR: RODRIGO SOLARTE
Los procesos vitales tanto materiales como humanos cambian constantemente. Permanecemos en transiciones que bien podríamos considerarlas entre la vida y la muerte física, ya que la espiritual exige a nuestras conciencias de especie pensante, pensamientos explicativos que lleven a la acción transformadora en cada época de la historia.
Desde estas elucubraciones aterricemos a lo que entendemos como cotidiano, personal, familiar y colectivo de este momento histórico en El Cauca, porción de la CASA COMUN y HUMANIDAD que también se ha decidido entre la vida y la muerte, escogiendo resistir y trabajar para priorizar y potenciar la vida.
La complejidad a la que hemos llegado como humanidad terrícola, nos ha exigido conocer lo que consideremos como VERDAD aceptada por la mayoría de sobrevivientes y víctimas, de estas violencias y corrupciones, lideradas por los enemigos de los cambios que consideramos indispensables para sobrevivir y desarrollarnos como pueblos.
Los cambios van desde lo personal a lo colectivo, pasando por la familia que continúa siendo el eje de las sociedades humanas y otras especies.
Así como crecemos y desarrollamos con problemas y períodos de crisis en diferentes momentos del proceso vital, tal visión la trasladamos hasta las Instituciones y el Estado-Nación, conservando lo que funcione para bien de las mayorías, y cambiando para mejorar lo que no nos funcione.
El paradigma de las guerras, violencias y corrupciones que ha funcionado para concentrar el poder económico sobre el suelo y subsuelo con sus riquezas, utilizando como cabeza y mano de obra a quienes la hacen producir con su trabajo material e intelectual, se está cambiando progresivamente por la construcción de LA PAZ sin armas, derechos justos con el planeta y sus habitantes, y valores éticos y morales, retomando lo público o colectivo como eje de las decisiones para el HISTORICO PACTO, para este y siguientes períodos presidenciales y legislativos.
Desde la epidemiología de las violencias, los agentes actores, huéspedes víctimas, y ambientes geográficos y culturales del suroccidente y Cauca, específicamente, ya hay diagnósticos que llaman a la acción transformadora desde las localidades.
Muchas de las acciones consensuadas por las comunidades con sus líderes y lideresas, han sido saboteadas o robados los recursos económicos por la corrupción desde el gobierno con funcionarios, enemigos de la paz acordada con la insurgencia armada, esperanza de las comunidades y de tantas víctimas identificadas por la Comisión para el Esclarecimiento de la verdad, cuyo plural informe final debemos considerar de obligatoria lectura, análisis y difusión en campos y poblaciones del Cauca y Colombia.
Globalmente los imperios cambian también las maneras de competir y la VERDAD explicativa de las guerras, incluyendo la GUERRA BIOLOGICA, equivalente a las de destrucción masiva con la energía nuclear, al difundir enfermedades, epidemias y pandemias como la actual por Coronavirus y otros virus contra poblaciones por dominar o esclavizar, verdad que ameritaría una Comisión de la verdad con científicos de reconocida solvencia moral, ética, y defensa de la vida en todas sus expresiones.
Localmente, nuestra Universidad del Cauca continuará en Tiempos de cambio, planeando estructuralmente con todos sus estamentos y egresados, pertinencia amplia y profunda por su compromiso con la PAZ GRANDE y de cada uno de sus miembros, orientados por la excelencia actualizada a lograr, y la solidaridad integral con todas las etnias, culturas y estratos con la cuales tenga contacto, tanto presencial como virtual.
Los Tiempos de cambio descentralizado, asumido por caucanas y caucanos comprometidos con la paz en sus territorios, organizados, experimentados, resistentes y admirable resiliencia tan reconocida, ha de centrarse con el apoyo gubernamental al trabajo que en minga con las Instituciones, hagan las comunidades diversas al asumir los retos por cambiar estas enfermantes realidades vividas.