El movimiento telúrico acaecido el domingo en Colombia, puede ser explicado a través de cinco puntos fundamentales.
Por: Henry Mesa Balcázar
- Se ha manifestado -por fin- una amplia faja del pueblo colombiano que está listo y políticamente maduro para tomar las riendas de su propio destino. Aquí no hay que llamarse a engaños, puesto que ese 30% de personas que votaron ayer por Rodolfo Hernández representan a un amplio grupo de colombianos de base (clases medias y populares que comparten un conjunto claro de aspiraciones, valores, angustias y virtudes) hartos de las élites mafiosas y corrompidas que han hecho de este país su botín de poder y riqueza a base de corrupción, narcotráfico, masacres, hambre y miseria. Encarnan un voto totalmente antisistema, libre, con más dignidad que rabia, que ha podido ver la inmundicia y el engaño que pululaban en la campana de Gutiérrez y que han ensuciado tambien a la de Petro, y han manifestado a través del arma más sublime de todas (el voto democrático) su firme deseo de comenzar a cimentar un nuevo país y una nueva sociedad, un nuevo destino.
Este voto libre es una magnífica noticia, mucho más pensando en los próximos años, puesto que significa que ya existe un 30% de colombianos con plena conciencia política, democrática y soberana, que sólo esperan y necesitan que en los tiempos por venir surjan nuevos liderazgos y nuevas cosmovisiones capaces de materializar sus valores, principios y su íntima concepción del mundo, de la vida y de lo que es realmente una nación. El ejército ya está, libre, fuerte y dispuesto, hacen falta solamente los generales.
- Un 75% del pueblo colombiano ha expresado con contundencia, con voz de trueno, que ya no desea nunca más volver a saber del Uribismo. Sin duda alguna, una inmensa mayoría del pueblo colombiano le ha dicho a Uribe y al Uribismo ¡No más! ¡Basta ya!
Esto no representa aún la muerte electoral definitiva del Uribismo, pero sí encarna la muerte moral irrevocable de esa oscura fuerza; y de las derrotas electorales siempre es posible recuperarse, empero, de las derrotas morales, jamás.
- Petro y su Pacto Histórico están en serias dificultades. En primer lugar, porque ahora, para poder ganar la presidencia, ya no dependen únicamente de sí mismos, sino que también deberán esperar a que Rodolfo Hernández cometa serios errores para poder capitalizarlos electoralmente.
El análisis es sencillo:
– Es prácticamente imposible que Petro pueda ampliar su caudal de votos a partir del votante abstencionista.
– Los votos de Gutiérrez, John Milton Rodríguez y Enrique Gómez se irán con Rodolfo.
– Los votos de Fajardo se irán en su mayor parte hacia Rodolfo y sólo una pequeña parte hacia Petro.
Esto, le deja en la práctica sólo dos caminos a Petro:
– Arrebatarle a Rodolfo parte de sus votantes de primera vuelta.
– Implosionar de tal modo la campaña que un alto porcentaje de los votantes de Rodolfo, Gutiérrez y Fajardo se abstengan en la segunda vuelta.
Implosionar la campaña implicaría llevarla a tal nivel de confrontación, exacerbación y polarización (mediante constantes denuncias, fake news, malignización del adversario, etc.) que un gran número de personas, hastiadas y defraudadas, finalmente se abstengan de votar. Ello le podría posibilitar a Petro ganar manteniendo el 40% obtenido en la primera vuelta.
Aquí es preciso reiterar que el mayor error cometido por Petro fue el de haber dejado de ser una opción realmente antisistema, al haberle permitido la entrada a su campaña (tanto en su círculo cercano como en las estructuras regionales) a reconocidos integrantes de las mafias politiqueras y corruptas que alguna vez tanto combatió.
- Qué podría hacer Petro.
Como ya se anotó anteriormente, el camino de Petro para derrotar a Rodolfo se ha puesto cuesta arriba, y para ello podría:
– Implosionar la campaña para arrebatarle votantes a Rodolfo y aumentar el nivel de abstención.
– Esperar al más mínimo error por parte de Rodolfo (negociación probada con maquinarias, por ejemplo), para demonizarlo como «la nueva marioneta» del podrido establishment colombiano.
– Esconder todo lo que sea posible a un funesto grupo de personajes que evidentemente le destruyeron su aura de «antisistema» y, sin duda, le quitaron muchos votos: Roy Barreras, Armando Benedetti, Piedad Córdoba, Alfonso Prada, y toda la caterva de gamonales corruptos que se adueñaron de su campaña en las regiones.
– Lograr que Rodolfo acceda a por lo menos un debate público mano a mano con Petro. Dicho debate (que debería hacerse faltando como mínimo una semana para la segunda vuelta) sería un arma fundamental, puesto que podría permitirle a Petro posicionar una imagen de estadista con propuestas claras y profundas, desenmascarando a su vez la aparente carencia de norte ideológico y estructura programática por parte de Rodolfo.
- Qué deberá hacer Rodolfo.
Por su parte, el camino para Rodolfo Hernández es mucho más expedito, puesto que lo único que requiere es:
– Continuar a destajo y sin parpadear con su mantra de «no robar, no traicionar y no mentir», aceptando todos los apoyos sin negociar ni cambiar el discurso.
– Profundizar (sin necesidad de ir a debates frente a frente con Petro) en un conjunto escueto pero estratégico y viable de propuestas que son primordiales: empleo, seguridad, desarrollo de las regiones, lucha estructural contra la miseria, lucha sin cuartel contra la corrupción y lucha sin cuartel contra el crimen nacional y transnacional.
– Evitar a como dé lugar el «abrazo de la muerte», es decir, la adhesión publica y confesa del Uribismo.
La «magia» de Rodolfo Hernández es su declarado estatus de «antisistema». Mientras no pierda esa condición, su triunfo es prácticamente inatajable.
Nota final.
Hay que decirlo en el lenguaje colombiano más coloquial, puro y duro:
Uribistas, señores y señoras Álvaro Uribe, Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, Miguel Turbay, Paola Holguín, Abelardo de la Espriella, Sergio Araujo, Ernesto Macías, etc, etc, etc; si realmente quieren hacerle daño a Petro y un favor a Rodolfo, entonces por favor «cállense la jeta», no ofrezcan apoyos, no twiteen, no lancen diatribas de ataque o respaldo, no lamboneen más, refúgiense en sus alcantarillas y madrigueras y comprendan de una buena vez por todas que ustedes son y representan todo aquello que Colombia desprecia, no quiere y ya no tolera. Ustedes son el cáncer que el pueblo colombiano ya no acepta y nunca más aceptará.