EDITORIAL
Cuando se creó la primera cooperativa de caficultores en Pereira, en 1958, con el objetivo de garantizarle al caficultor mejor calidad de vida y un precio justo para su café, se abrió un fascinante camino para el desarrollo y fortalecimiento del cooperativismo en el sector cafetero del país, centrado en la asociatividad, la cooperación y la solidaridad, ya que entre los años 1960 y 1962 se fundaron otras cooperativas en los departamentos del Tolima, Cauca, Caldas, Valle, Nariño y Cundinamarca, bajo el liderazgo de la Federación Nacional de Cafeteros, contando hoy con 33 cooperativas, con cerca de 535 puntos de compra de café en las zonas cafeteras, constituyéndose en aliadas estratégicas de la institucionalidad cafetera, en los procesos de hacer efectiva la Garantía de Compra, uno de los bienes públicos más preciados del gremio cafetero.
Sin lugar a dudas, tenemos que decir que las cooperativas de caficultores, en su historia, la cual no ha sido fácil, han beneficiado a sus asociados y sus familias, cerca de 77.000 caficultores, así mismo, se han constituido en un factor de desarrollo de la sociedad cafetera donde están presentes, mostrando con ello que la asociatividad es imprescindible para alcanzar el progreso individual y colectivo, a través del logro de mayores niveles de bienestar y prosperidad para los cafeteros y las comunidades.
Curiosamente hoy ha adquirido capital importancia el cooperativismo caficultor, por las dificultades que atraviesa, no por los logros obtenidos, esto debido al incumplimiento de no más de 8000 cafeteros de los 526.000 que son en el país, quienes realizaron contratos de venta de café a futuro, para los años 2020, 2021 y 2022, a precios que, en su momento, les permitía tener una mayor rentabilidad de su café, pero debido a la subida del precio interno del café, a raíz de la escasez de café en el mundo, en razón a la disminución de la producción de café en el Brasil, primer productor del grano a nivel mundial, por las fuertes heladas que tuvieron que soportar, no cumplieron con la pactado con los compradores internacionales a través de las cooperativas que, en la mayor parte de los casos fungió como intermediaria, una de sus funciones misionales, para favorecer los procesos de comercialización del grano y a los caficultores.
Estos incumplimientos, adicionalmente a los contratos hechos por los cafeteros, algunas cooperativas realizaron contratos a futuro, a mutuo propio, con el patrimonio de la cooperativa tampoco han cumplido, estando a su cargo cerca del 28% del total de café no entregado, generando graves situaciones de iliquidez y en su patrimonio, lo que ha llevado a que varias cooperativas hayan entrado en situación de insolvencia, lo que por la legislación cooperativa y la acción de la supersolidaria, están abocadas a una intervención por este ente regulador del sector de la economía solidaria, inicialmente de tipo administrativo, como sucedió con la cooperativa de Andes, del Departamento de Antioquia, una de las cooperativas más solidas del sistema cooperativo caficultor, pero que debido a las actuaciones de un Gerente que jugo en el mercado internacional del café, en el esquema de los contratos de compras a futuro, con la anuencia de su Consejo de Administración y la poca acción de su Junta de Vigilancia, con posiciones propias, en una franca acción especulativa, la llevó a niveles astronómicas de perdidas, que al final precipitaron, con la situación actual de los incumplimientos de algunos cafeteros, a su liquidación, lo cual ha concitado a una reflexión profunda sobre la conveniencia o no del cooperativismo caficultor.
Desde este espacio editorial, defendemos el modelo cooperativo como el que más se identifica con nuestra caficultura para preservar la garantía de compra, en beneficio de nuestros caficultores y del gremio cafetero del país. Nuestra posición la fundamentamos en hecho de que no todas las cooperativas asumieron esta actitud y con mayor prudencia pudieron estimular los contratos de compra de café a futuro y fijaron posiciones propias sin comprometer significativamente el patrimonio de la Cooperativa, unas de ellas, las tenemos en el Cauca, en donde tanto CAFICAUCA y CAFINORTE, no van a salir afectadas de manera significativa de la actual situación, la cual se podrá mitigar en la medida que los caficultores que no han cumplido puedan entregar lo antes posible el café pactado y con ello reivindicar el sentido del movimiento cooperativo caficultor.