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CLARA INÉS CHAVES R.
Ex diplomática
29 años han pasado del asesinato del líder liberal Luis Carlos Galán, y hoy siguen vigentes su discurso político, sus ideales y sus ideas que marcaron la historia del país.
Podríamos decir que aún también conservamos los mismos problemas de los que Galán enunció cuando hizo una radiografía del país, porque los colombianos no hemos sabido o quizás no hemos querido acabar con ellos. Tal es el caso del narcotráfico, de la corrupción, de la crisis institucional, del gamonalismo, de la crisis de los partidos, de la falta de verdaderos líderes, de los egoísmos y personalismos, de la injusticia social, entre otros más.
Galán lucho contra el narcotráfico, quedo solo en su lucha, pues a la clase política, a los grupos institucionales y a la sociedad en general les intereso más el obtener beneficios de diversa índole de los narcotraficantes que ponerse la camiseta por el país.
Ante este hecho, Galán dijo “el país vivía unas largas vacaciones morales”, lo cierto es que estas vacaciones se prolongaron en el tiempo y aun el país sigue disfrutando de las mismas.
Galán ha sido uno de los pocos políticos que ha tenido coherencia entre lo que dijo y lo que hizo, a tal punto que expulso de su movimiento a Pablo Escobar y a Jairo Ortega, “porque ellos no pueden explicar sus fortunas”.
Este líder liberal también le declaro la guerra a la corrupción y al narcotráfico, y en 1982 lanzó su movimiento conformando listas en todos los departamentos, intendencias, comisarías y municipios, para fortalecer su equipo que lucharía contra estos flagelos.
Este dirigente liberal se caracterizó por su don pacifista.
Muchos de los temas de nuestra actual constitución son herencia de Galán, como por ejemplo la democracia participativa, el fortalecimiento de las regiones y el que obtuvieran una mayor descentralización, independencia y dinamización. También consideraba que la ciencia y la tecnología eran elementos indispensables en la elaboración de nuevos modelos de desarrollo.
Fue un visionario en materia internacional. Para él era importante la solidaridad con los pueblos de Asia, África y América Latina.
Tuvo una notable preocupación por la falta de presencia del estado en algunas regiones del país, así como por la desorganización y descoordinación intra e interministerios e institutos descentralizados. Él decía: “es notable la configuración elitista del proceso de toma de decisiones políticas, sin participación adecuada de los sectores mayoritarios de la nación, los partidos tradicionales se encuentran des-institucionalizados, organizados para contiendas electorales y dirigidos primordialmente por gamonales regionales deshonestos, astutos e ineptos para la realización de grandes proyectos, son otras manifestaciones de la crisis política: falta de líderes con propuestas que congreguen amplios sectores de la opinión nacional, deficiente participación política electoral especialmente en los sectores populares, algunos grupos, sin coherencia política y sin responsabilidad histórica con el país, ausencia de formación política en las universidades, reducida participación de la juventud en el proceso político”.
Denuncio “cómo los partidos perdieron la noción del estado en Colombia” y propugno “la conveniencia de conciliar el país político con el país nacional usando como una de sus propuestas al respecto la consulta popular”.
Promovió el fortalecimiento de la democracia local y los procesos de participación política. Impulsó la consulta que recibió el voto unánime en la convención liberal.
Poseyó un espíritu integracionista y quería ampliar nuestro liderazgo en la América Latina.
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