Por Alexander Paloma
Reportero Gráfico El Nuevo Liberal
Con unos canastos llenos de frutas, verduras, granos y otros productos traídos desde Totoró, Martha Campo llega tres veces a la semana a trabajar en la primera esquina que encuentre desocupada en el centro de la ciudad. Aunque a decir verdad ya tiene un lugar fijo donde ubicarse, pues ya son cerca de 15 años en los que ha creado una clientela, las cuales la buscan para comprar algunos productos que por su buena calidad son apetecidos.
Martha comenta que una de las dificultades que se presenta en la Vereda San Antonio de Totoró de donde es oriunda, es la falta de agua, una situación que les dificulta poder cultivar y producir algunos productos, esto acompañado de la poca tierra que posee para cultivar no le da otra opción mejor que la de surtirse de la reventa de algunos productos agrícolas.
Otras familiares y coterráneas de Martha al igual que ella traen desde Totoró productos como las fresas y las moras, que compran al por mayor y aquí en la ciudad las venden a precios módicos. Algunas de ellas son madres cabeza de familia y su obligación con sus hijos las ha traído a la ciudad, por lo que solo piden comprensión respecto de trabajar en los andenes de Popayán.
Durante la pandemia se pudieron sostener gracias a lo ahorrado y lo poco que produjo sus huertas, pero al igual que muchas de las personas de escasos recursos salieron a las calles a trabajar, haciendo lo que mejor saben hacer, comprar y vender frutas más algunos granos que con cuidado empacan y ponen a disposición de sus clientes; ellas son mujeres que han afrontado la vida con mucho entusiasmo del cual se valen para sobrepasar cualquier dificultad, incluso la actual.