FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO
Alberdi señaló que la Filosofía Latinoamericana debe “ocuparse del problema de los destinos de este continente”, a saber, del enfoque histórico-concreto de nuestros fenómenos sociales, del estudio y resolución de asuntos determinados. Su vínculo con la realidad, su compromiso sociopolítico, dirección humanista, originalidad, innovación y autenticidad, constituyen sus pilares fundamentales y le han permitido conservar su identidad, sin extraviarse en el maremágnum de los acontecimientos ni de las controversias ideológicas. Su orientación democrático-revolucionaria y nacional-liberadora es coherente con ideas similares expresadas por otras escuelas filosóficas, integrándose así al pensamiento progresista universal.
Desde un comienzo observó su función orientadora, sopesó críticamente las teorías existentes, indagó nuevos horizontes filosóficos y sustentó la validez del pensamiento nacional filosófico, histórico, económico, jurídico, ético, estético, etc. Su cometido ideológico consiste en oponerse a los embates imperialistas, consolidar la autoconciencia nacional y el desarrollo independiente, justificar la lucha por la democracia y lograr la liberación social y nacional latinoamericana.
A finales del siglo XIX e inicios del XX, los “Fundadores” reaccionaron contra la filosofía positivista predominante, abogaron por la significación filosófica latinoamericana, su problemática mundovisiva y teórico-metodológica, contendieron por el reconocimiento y libre desarrollo de la cultura nacional. La siguiente etapa -mediados del siglo XX-, entroncó el progreso general del pensamiento latinoamericano con su cultura, direccionó su discernir filosófico hacia lo específico-nacional, y rescató su tradición intelectual y espiritual. Culminados los 60 dominaba el ideario filosófico contemporáneo, lo cual factibilizó unificar las herramientas teórico-metodológicas y conceptuales de significación universal con los objetivos nacionales, consiguiendo la síntesis dialéctica de premisas, demandas y búsquedas, fusionadas durante los 70 en la Filosofía de la Liberación Latinoamericana.
Los ideales liberadores de la Filosofía Latinoamericana se expresaron como compromiso sociopolítico y guía para solucionar sus cuestiones cardinales. A mediados del siglo XIX insistieron en la “liberación del atraso colonial y del despotismo caudillista”, la “industrialización”, el “nuevo orden”, la “república democrática”, en alcanzar el “nivel de desarrollo de los países europeos”. Evidenciadas las estructuras de dependencia neocolonial, a principios del siglo XX, desplegaron activamente las “ideas anti-imperialistas”. En los años 70 enfatizaron en “la liberación nacional y social”, como quid fundamental del progreso de la sociedad latinoamericana; y, desde los 80 en adelante enfrentan nuevos perspectivas teórico-metodológicas y tareas correspondientes a una fase superior de desarrollo.
La Filosofía Latinoamericana resalta por su originalidad y especificidad, distanciadas críticamente de las escuelas occidentales coetáneas. Se formó en la tradición humanista y democrática de los pensadores europeos y latinoamericanos y prospera, consonantemente, con los ideales progresistas contemporáneos. Los filósofos latinoamericanos se oponen a la ideología de dominación y al “filosofar academicista”, asimilan creativa y simultáneamente las innovaciones de las corrientes existencialista-antropológicas, fenomenológicas, hermenéuticas y las teorías sociopolíticas y económicas del marxismo, instrumentos utilizados para crear el corpus teórico-metodológico y conceptual de la “praxis de la lucha liberadora”.
Hoy en Colombia la antítesis de la Filosofía de la Liberación es el fascio-uribismo, doctrina totalitaria Alvaraco-Duquista propugnada por el Centro antiDemocrático al servicio del imperialismo norteamericano, ideológicamente dependiente, obsecuente a sus exigencias, vasalla de sus imposiciones financieras e intereses transnacionales, obsequiosa con nuestros recursos naturales, satélite de su complejo represivo-militar y artífice de la quebrada Unidad latinoamericana, en lo externo. En el plano doméstico, defiende las conveniencias oligárquicas, perpetúa el régimen de subordinación, dependencia y subdesarrollo económico, abusa sistemáticamente de la coacción y la fuerza, usa dispositivos ideológico-institucionales para enajenar la consciencia popular, debilitando el proceso de liberación nacional-social y fortaleciendo el statu quo tradicional. Impele contra el Convenio de La Habana (2016) -Vida, Territorio, Democracia, Paz, JEP, etc.
La Filosofía de la Liberación Latinoamericana, producto histórico-reflexivo real, cargado de intenciones y compromisos en función liberadora nacional, económica, política, social y cultural, nos brinda generosa los instrumentos indispensables para lograr nuestra Emancipación Definitiva. ¡EL CAMINO ESTÁ TRAZADO, CONCRETEMOS LAS ARMAS PARA CONQUISTAR NUESTROS DERECHOS!