FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO
Leopoldo Zea (1912-2004, México) y Enrique Dussel (1934, Argentina), descuellan como investigadores, creadores e historiadores del pensamiento filosófico latinoamericano.
Zea, el destacado investigador de ‘La historia de las ideas’ en Latinoamérica (1950-60), aseveró que para comprender nuestra historia y cultura es indispensable superar los estereotipos del pensar eurocentrista, concientizarnos de la dependencia y del carácter neocolonial de la cultura dominante: “Los pueblos coloniales alcanzan la autoconciencia de sí mismos, como sujetos de su propio destino”. Develó que occidente al implantar su concepto de HOMBRE, como medida de toda expresión cultural, devaluó la esencia humana de los demás pueblos: “Sólo había un hombre y una historia: el hombre occidental y la historia que éste venía haciendo”.
Interpretó la CULTURA como “la capacidad del hombre o del pueblo para pensar y expresarse” libre, creativa, auténticamente,y demostró que, tal concepción, corresponde enteramente al hombre latinoamericano y su cultura. Todos los pueblos tienen su propio fundamento cultural, universal y, por ello, la cultura latinoamericana debe afirmar su vigencia como civilización, su esencia humana y su independencia de la ideología dominante. Reiteró que la cultura del pueblo es inmanente a él, libre de criterios exteriores, autosuficiente como medio de expresión, de aptitud para reflexionar, accionar independientemente y determinar su propio destino. Sostuvo que “los hombres que hasta ayer estaban obligados a justificar ante el occidental y su cultura su ser hombres y el valor de sus expresiones, van tomando conciencia de su propia humanidad y del valor indiscutible de sus expresiones por diversas que sean de otras”. Entendió la Universalidad como multiplicidad y riqueza de las formas culturales, para todos los seres humanos y pueblos.
Analizó las etapas históricas de formación de laAUTOCONCIENCIA nacional, desde la “conciencia crítica” de la dependencia y la necesidad de romper con ella: siglo XVI, polémica sobre la humanidad del indígena; siglo XIX, inicialmente, lucha por la independencia política; luego, crítica de la herencia colonial y demandas de “emancipación”; finalmente, consciencia de dependencia y necesidad de liberación.
Dussel, en su madurez filosófica, completó su visión ética del hombre con el análisis socio-económico-político. Enfatizó en la opresión del sistema, no en términos bíblico-morales de injusticia, sino empleando categorías científicas -enajenación, relaciones sociales, trabajo, capital, plusvalía-, tomadas de Marx, cuya obra analiza y aplica su método y aparato categorial al examen de los procesos contemporáneos latinoamericanos. Investigó las formas de dependencia individual y sus condiciones de liberación, descubriendo nuevas perspectivas de la personalidad libre y desarrollada.
Planteó que el dispositivo de explotación del trabajo por el capital constituye la base objetiva socioeconómica que origina relaciones de dominación y opresión. Se esfuerza por compatibilizar categorías y tesis de las teorías científico-económicas de Marx, con conceptos inestables de su filosofía: “Totalidad”, “El Otro”, “Alteridad”, “Exterioridad”, etc. El análisis crítico dusseliano es meritorio desde la perspectiva latinoamericana de las contradicciones del capitalismo dependiente y sus consecuencias sociales. Desenmascaró el mito de la “sociedad unidimensional” marcusiana y afirmó la necesidad de “cambios radicales y el inagotable potencial revolucionario de las clases y naciones oprimidas”. Según Dussel, el hombre como resultado histórico no es idéntico al “individuo clasista”, la individualidad hay que entenderla en el contexto del desarrollo de la cultura humana, sin reducirla a las relaciones sociales existentes. Su idea del “hombre nuevo” es inseparable de la nueva sociedad: “Esta utopía es un ´más allá´ del horizonte ontológico, del ser del capital. La totalidad del capital es superada por un ámbito que trasciende su fundamento”. Nosotros creemos que el ideal humanista no es utópico; consciencia a los oprimidos, moviliza su acción, expresa profundos anhelos de los pueblos basados en el análisis de tendencias objetivas y de fuerzas sociales capaces de realizar la praxis revolucionaria de Liberación. Contamos con el instrumental TEÓRICO y PRÁCTICO indispensable para adelantar exitosamente nuestra lucha de LIBERACIÓN NACIONAL y SOCIAL: La Filosofía de la Liberación Latinoamericana. ¡Avancemos firmes, decididos, hasta la victoria!