#felipesolartenenelnuevoliberal Presidentes eternos

FELIPE SOLARTE NATES

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Por la prolongada y decisiva influencia en los destinos del país, estos personajes guardan semejanzas y diferencias.

Mosquera vástago de ricas familias esclavistas del Estado del Cauca, dueñas de las principales minas de oro de la Nueva Granada, desde el Chocó hasta lo que hoy es el departamento de Nariño, desde muy joven fue vinculado por Bolívar como su edecán, gracias al generoso aporte en oro y esclavos hecho por su padre, quien desde posiciones ambivalentes y acomodadas a la suerte de las batallas, jugó papel decisivo patrocinando una veces la causa patriota y en otras a los realistas.

Después del triunfo de Boyacá y teniendo a Bolívar como ejemplo, jugó un papel preponderante en la construcción legal, administrativa y física del vasto territorio incomunicado y sumido en la colonia que dejaron los españoles.

En varias guerras se enfrentó a su pariente ‘bastardo’ José María Obando y a su condiscípulo José Hilario López, seguidores del liberalismo económico, la educación laica, la liberación de los esclavos y el federalismo pregonados por Santander; pero en su primer gobierno y después de haber viajado por Europa y Estados Unidos motivado por modernizar e industrializar el país, se rodeó de ministros liberales nombrando como ministro de Hacienda a Florentino González partidario del libre comercio. Posteriormente cambio de bando y en 1861, después de reconciliarse con Obando lideró la primera revolución triunfante contra el gobierno conservador de Mariano Ospina Rodríguez que abriría las puertas a la Constitución liberal y radical de 1863.

Desde distintos partidos, unas veces como conservador, otras como liberal radical y otras como adalid de un tercer partido, Mosquera durante sus cuatro periodos presidenciales, encabezando ejércitos en las guerras civiles, desde altos cargos públicos como senador y diplomático, junto a sus tíos, hermanos, los Arboleda parientes de su esposa, su yerno Herrán y sus discípulos: Murillo Toro, Eustorgio Salgar, Aquileo Parra, Julián Trujillo y Rafael Núñez, entre otros presidentes que apadrinó, por décadas rigió los destinos políticos, administrativos y religiosos del Estado del Cauca y del naciente país, envueltos en sucesivas guerras civiles y en la redacción de efímeras constituciones buscando construir la república que se bandeada entre el liberalismo y federalismo radical de la Constitución de Rionegro de 1863, y el conservatismo hispanista, centralista y clerical de la de 1886.

Por querer perpetuarse en el poder se parece a Uribe, que con maniobras enmermeladas logró ganar los votos de Yidis y Teolindo para que aprobaran la reelección presidencial y cuando no le permitieron un tercer período escogió a Santos como su pupilo que al traicionarlo desencadenó su visceral oposición y boicoteo al proceso de paz. Al retornar al poder por medio de Duque, Uribe quiere imponer su visión de país y escoger a los futuros presidentes de Colombia.

Mosquera fue activo hombre negocios y además de las minas de oro de sus padres fundó una empresa comercial con sucursales en Londres y New York, donde vivió con su esposa María Benvenuta y su amante Susana Llamas, fue propietario de extensas haciendas y fundó empresas por acciones, para construir caminos como el de Cali a Buenaventura, el ferrocarril de Panamá y el fomento a la navegación por vapor, desde los Estados Unidos y por el río Magdalena.

Álvaro Uribe, descendiente de colonizadores antioqueños afincados en Salgar y extendiendo sus propiedades por otros municipios de Antioquia y Córdoba, tiene aferradas raíces rurales que se reflejan en su amor por los caballos y las haciendas que ha adquirido.

No tiene el origen aristocrático de Mosquera y en las fuentes de la fortuna de algunos de sus familiares hay ‘agujeros negros’ sobre la supuesta vinculación con negocios turbios ligados al narcotráfico.

Uribe no prestó servicio militar, pero ha sido muy amigo de los altos mandos y de formar cooperativas de autodefensas armadas como las CONVIVIR que promovió desde la gobernación de Antioquia y que abrirían el camino a las AUC. Se matriculó en la facultad de Derecho en la universidad Antioquia y mientras estudiaba fundó un negocio para vender jugos. Se matriculó en el partido liberal al abrigo del ‘cacique’ Guerra Serna.

Después de breve paso por la alcaldía de Medellín, fue nombrado en su primer cargo público nacional, como director de la Aerocivil, desde donde lo señalan de haber contribuido en la expedición de licencias para aeronaves y pistas operadas por narcotraficantes del naciente Cartel de Medellín.

Mientras Luis Carlos Galán se radicalizaba en lucha ‘sicariada’ por el narcotráfico y la narcopolítica, Uribe, al mando de Ernesto Samper se afilió al movimiento Poder Popular Liberal, en el que compartió con Horacio Serpa y Guillermo Alberto González entre otros dirigentes, con quienes compartió posiciones progresistas y favorables a negociaciones de paz con diferentes grupos guerrilleros que existían en los años 80 y 90.

Mosquera y Uribe, adictos al poder.