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FELIPE SOLARTE NATES
Por esa costumbre popayaneja de amontonar importantes eventos en la misma fecha, cuando hay semanas en que no programan nada, el miércoles 24, me tocó brincar del paraninfo de la universidad del Cauca al Centro de Convenciones para asistir en la mañana al primer ciclo de conferencias programado durante el Congreso Internacional “Ciencia y Nación” para conmemorar el 250 aniversario del nacimiento del sabio Caldas; y en horas de las tarde asistir a la “Casa de la Moneda”, al panel Agroindustria, programado en el “II Encuentro Internacional: Agroindustria, Economía Naranja y Tic”, organizado por “Cauca Emprende”.
A pesar de los siglos que distanciaban la temática de los eventos encontré un confluencia en el tiempo: la del emprendimiento, pues sin duda en lo que alcancé escuchar en las primeras conferencias de académicos de España, Colombia y Ecuador, -que con sus documentadas ponencias participaron en el encuentro-, Francisco José de Caldas, fue un emprendedor e innovador de su época, pues desde joven, además de dedicarse al comercio para ayudar a sostener a su numerosa familia, debió rebelarse contra el querer de su padre y las costumbres en boga, que condenaban a la mayoría de jóvenes de la elite intelectual y esclavista de Popayán, a estudiar Derecho Canónico o Civil en voluminosos y censurados textos en latín.
El Sabio Caldas, gracias a la nueva visión del mundo de la ilustración abierta desde el Seminario de Popayán por José Félix de Restrepo, alumno de Mutís, demostró inclinación por la observación, medición, estudio, dibujo y clasificación de los fenómenos naturales, minerales, plantas y seres vivos que lo rodeaban y que también se detuvo a observar durante sus viajes comerciales y de observación por regiones como el Huila, pensando en su utilidad para la industria y medicina. Gracias a la visión integrada del mundo y a su curiosidad científica también dio de los primeros testimonios sobre los petroglifos de San Agustín, invitando a estudiar las raíces de la civilización y cultura que los esculpió.
Con los pocos libros científicos disponibles en la biblioteca del Seminario y de algunos de sus protectores como don Antonio Arboleda, más los que adquirió a cambio de oro en polvo, y con algunos instrumentos para sus experimentos y mediciones adquiridos, reparados o fabricados por él, Caldas adelantó importantes investigaciones avanzadas para su época y que confluían con las que también realizaba el barón de Humboldt, sobre la relación de los seres vivos y las plantas según los pisos térmicos, la altitud y latitud y que ambos estudiaron, midieron y graficaron en mapas (más detallados los de Caldas), en cercanías a Ibarra, Otavalo y el volcán Imbabura, en el Ecuador.
En la tarde en el panel Agroindustria, escuché exitosos emprendimientos como los de Cacao Hunters, desde su planta industrial en Popayán enfocado a procesar diversos productos derivados de cacaos especiales cultivados en la Sierra Nevada, Tumaco y otra regiones para exportar más del 50% de su producción al Japón y otros países, generando empleos y mejores precios para los cultivadores. También la experiencia positiva del parque Tecnológico de Tecnicafé, construido con dineros de las regalías en la Venta del Cajibío, buscando investigar y optimizar al máximo los cultivos del café, no sólo aprovechando el grano de los cafés especiales sino también procesando la pulpa que hoy desechan y que mezclada con frutas ya dio origen a un té que están exportando a Europa con gran acogida.
También la experiencia positiva de la Fundación Propal, en Guachené, que desde 1998 fomentó entre los habitantes vecinos a la fábrica de papel, la creación de 13 empresas proveedoras de servicios que entonces contrataban desde Cali, capacitándolos en colaboración con el Sena, en mecánica y soldadura industrial, aseo, jardinería, vestuario y dotación, alimentación y otros servicios hoy extendidos a otras fábricas instaladas en los parques industriales del norte del Cauca.
También la experiencia de Omlife, que desde su planta de Calóto surte los mercados de Ecuador, Chile, Argentina, Perú y Bolivía y la de huevos Kikes, que desde Bucaramanga vino hace 20 años para desde Caloto abastecer gran parte del mercado nacional y además acaba de construir una planta de generación de energía a partir de la gallinaza producida en sus galpones y otra en Puerto Tejada para pasterizar huevo entero y en pulpa; y la de Asofrucol capacitando a los fruticultores para mejorar la calidad y comercialización nacional e internacional de sus productos.
PD: Por primera vez “Popayán Ciudad Libro”, desde el 26 de octubre al 5 de noviembre, en el centro de convenciones “Casa de la Moneda”, nos ofrece nueve días de programación gratuita a la altura de las mejores ferias del libro. Numerosos stands y conversatorios con destacados escritores nacionales e internacionales. Pueden consultar la programación en: www.popayanciudadlibro.com
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