Por: Horacio Dorado Gómez
La historia de Colón como me la enseñaron era falsa. El hombre enviado por los reyes Católicos a la India no era italiano. Colón no era genovés, había nacido en Madeira (Portugal), hijo del rey polaco Ladislao III, que huyó a Madeira tras luchar contra los turcos. El auténtico Colón no era el plebeyo italiano a órdenes de la monarquía española, sino un hombre de entera confianza de la monarquía de Portugal. Su nombre era: Segismundo Henrique y sabía bien desde el principio que no se dirigía a las India sino a América. Pues, en aquel tiempo, siglo XV, era prácticamente imposible que un mercachifle italiano sin dinero pudiera casarse con la noble portuguesa, Filipa Moniz.
La historia de Colón es el secreto mejor guardado durante 524 años. Colón, rubio de ojos azules, sedujo a la reina Isabel con quien tenía una íntima amistad bajo la idea de abrir una ruta hacia las “Indias” (Cipango o Japón) para mantener a España lejos de las costas de Guinea, donde los portugueses comerciaban con el oro.
Era un agente secreto al servicio de la corona portuguesa, enemiga de los Reyes Católicos, que sí conocían la verdadera identidad del navegante, pero no sus verdaderas intenciones. El enredado plan inicial era que España explorara tierras remotas para dejar libre las rutas más beneficiosas para los portugueses. Pero el plan no funcionó y Colón cayó en desgracia, probablemente al conocerse su papel de espía. Colón mantuvo hasta su muerte su falsa identidad, pues la verdadera solo la conocía su familia, algunos cortesanos y reyes, que mantuvieron el secreto de la estirpe que lo ligaba, no solo a la nobleza portuguesa, sino con el trono de Polonia.
La llegada de Colón a América fue parte de un plan extendido hasta nuestros días. La santa inquisición y las cruzadas trataron de ocultar nuestra historia antigua más pura. Buscan que, conocimientos secretos y milenarios heredados de civilizaciones anteriores a la nuestra, heredados también de contactos extraterrestres no se divulguen.
Pretenden alejarnos de una historia y una realidad muy diferente a la que nos enseñaron. Colón es una figura nebulosa difícil de personalizar en un solo individuo. Es un personaje inexistente, que en realidad eran varias personas, Por eso no está claro ni donde nació ni donde murió, ni siquiera quién era. Cristóbal Colón quiso despistar sobre su procedencia, porque su orden templaria estaba enfrentada al Papa, a los reyes españoles y los Reyes Franceses.
El no hablar Italiano, sumado a su conocimiento de la lengua Franca -Portugués- y su mal uso del castellano, hace pensar que el origen reside en su estatus de Templario, todas las carabelas portaban las cruces rojas templarias La redondez de la tierra era conocida miles de años atrás, hasta los versículos de la biblia la mencionan. Colón sabía que iba a la Atlántida y a América, no a la India, pues poseía mapas templarios. Los sabios templarios sabían que la Atlántida existía o había existido.
En el siglo XVIII se encontraron valiosos documentos históricos, en el palacio Topkapi de Estambul. Eran unos mapas distorsionados, pero citaban y describían lugares concretos. Aquellos mapas habían pertenecido a Piri Reis, un navegante turco del siglo XVI. En ellos aparecía la Atlántida y la Antártida, indicando que la Tierra redonda y completa era conocida, geográficamente, hace miles de años, con mayor exactitud de lo que lo es hoy.
Sin duda, asiáticos y vikingos del norte de Europa fueron los primeros en visitar América, pero el descubrimiento de Colón seguirá siendo el más importante históricamente por el intercambio comercial y cultural que se produjo a consecuencia del mismo. Quienes piensen en la deformación de la biografía oficial del descubridor de América, los invito a leer el libro: “Colón. La historia jamás contada” del historiador Manuel Rosa quien lleva 25 años indagando sobre la figura de Cristóbal Colón.
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