Fact checking y la ‘lucha’ contra la desinformación

En Colombia estos dos últimos años se han vivido diversas jornadas electorales, desde un plebiscito a la primera consulta popular del país. Tiempo atrás los medios privilegiados para informarse eran la radio, la TV o la prensa, hoy son las redes sociales, pero por su alcance pueden jugar a favor o en contra de la política y por ende de la democracia ¿Qué hacer?

Por: Olga Portilla Dorado

@olguitapd

Entre los retos que hay en Colombia para contrarrestar la desinformación están: la legislación y normatividad respecto a la ciberseguridad; el fortalecimiento de la voz institucional, las alianzas con empresas tecnológicas y una educación en observación crítica y en democracia, así como la alfabetización digital. /Fotografía: Suministrada

Desde la jornada electoral realizada en 2016 con el Plebiscito por la paz, en el país se dio inicio a una serie de propuestas para “chequear” los discursos y la información difundida por representantes de partidos políticos, miembros del Gobierno Nacional, influenciadores de las campañas políticas, o los ciudadanos. Esos primeros ejercicios de ‘fact checking’ se inclinaron por decir “qué tan cierto o falso” es lo que se dice, “¿es una verdad a medias?” o “es una información tendenciosa a favor o en contra de alguien”, básicamente así los chequeadores colombianos (en su mayoría periodistas) iniciaron este camino por “corroborar la verdad”, pero sobre todo por informar bien a la gente.

En ese sentido, y con el objetivo de dar a conocer los retos y las iniciativas que se han creado para hacer ‘fact checking’ en algunos países de Latinoamérica, y ya que el año que viene en el país se realizarán las elecciones territoriales, el Instituto Nacional de Democracia (NDI), organizó el evento denominado ‘la lucha contra la desinformación, casos en las elecciones de Brasil, México y Colombia’, el cual se llevó a cabo en Bogotá.

De acuerdo con Francisco Herrero, director del Instituto Nacional Demócrata (NDI), “este tema (el de la desinformación) es fundamental y esencial para la democracia en estos momentos, ya que los indicadores están mostrando un estado de deterioro en la democracia de la región, fundamentalmente en tres aspectos: el nivel de apoyo a la democracia, nivel de satisfacción con la democracia y el nivel de confianza con las instituciones públicas; eso sumado al incremento de la violencia verbal y el nivel de bullying”.

Y es que pese a que la desinformación siempre ha existido, ahora se vuelve “algo difícil de controlar”, debido a las redes sociales, entonces algo que quizás no es verdad y se difunde por ese medio, llega a miles de usuarios en cuestión de minutos, y estos sin preguntarse nada, la comparten.

“Si bien, la tecnología llegó para quedarse y su uso puede ayudarnos sobre todo en una de las tenciones más fuertes que tiene la democracia que es cómo lograr una mayor y mejor participación de los ciudadanos, también es cierto que el uso de plataformas y esta tecnología ha traído nuevos desafíos y nuevas complejidades, todo lo que tiene que ver con la falsedad, la viralización de información falsa o descontextualizada, la manipulación a la que es sometida la ciudadanía, especialmente a través del uso de la emocionalidad para generar apoyo o rechazo a ciertas opciones políticas, entre otras”, añadió el directivo del Instituto Nacional Demócrata.

En este contexto, es claro que actualmente hay una afectación a la capacidad de los ciudadanos de poder elegir de una forma libre e informada.

Y es que, de acuerdo a los expertos, difundir una noticia falsa o no del todo cierta, es un acto premeditado, y que en redes ‘viaja’ a gran velocidad y con cierta credibilidad porque “te lo dijo alguien conocido” o “porque tiene muchos ‘me gusta’ o ‘compartidos’” o sencillamente porque es un influenciador con muchos seguidores; incluso los chequeadores, al hacer su trabajo de revisión, análisis y corroboración, dan cuenta de que viralizar esa “chequeada” puede tardar más del tiempo que necesitó la noticia falsa, esto como consecuencia –principalmente- porque quien compartió esa información errada no se toma el tiempo de aclarar que no era cierto, y el acto seguido más común es solo borrar y no desmentir.

Tecnología y verdad

En ese sentido, por ejemplo, la Misión de Observación Electoral (MOE), desde el plebiscito ha realizado investigaciones sobre las conversaciones que los colombianos han tenido alrededor de un momento electoral; por ejemplo con la pasada elección presidencial, entre enero y junio del presente año se analizaron más de 44’871.000 mensajes sobre las campañas (difundidos en redes sociales como Facebook, Youtube, Instagram, Twitter, blogs), de los cuales hay más de un millón con carga de intolerancia, y uno de cada cinco mensajes era de agresividad e intolerancia.

“Buscábamos dos cosas: el tema de la intolerancia que hay en el debate electoral en Colombia y caracterizar el tema de noticias falsas. Este es el segundo estudio que hacemos, el primero fue en el plebiscito. Observamos que en Colombia hay un ataque en la realidad y en las redes sociales, eso ha sido claro, van de la mano estos dos mundos”, indicó Fabián Hernández, Director Nacional de Comunicaciones de la MOE.

De esos datos entregados por la MOE, se tiene que una ‘fake news’ en promedio tiene un periodo de ‘vida’ de cinco días, y un dato “chequeado” tarda en volverse popular o en posicionarse, dos días; de ahí que surja la pregunta ¿qué camina más rápido la verdad o la mentira?, incluso otra de las conclusiones del estudio de la MOE, es que mucha gente que viraliza las ‘fake news’ no se da por enterada de que lo que compartió fue falso.

De ahí que, aunque esa labor de verificar o chequear, pareciera ajena a los ciudadanos del común, en Latinoamérica se han creado diversas manifestaciones de ‘fact checking’, la mayoría de ellas presentadas a través de soluciones tecnológicas para la desinformación.

En el marco del evento organizado por NDI, que contó con apoyo de Consejo de Redacción y su plataforma Colombiacheck, y Seamos Democracia Digital, estuvieron presentes, “chequeadores” de Brasil y México para compartir algunas de sus experiencias.

Dulce Ramos, directora de programas de la International Fact-Checking Network, mencionó que de esta red de chequeadores hacen parte diversas propuestas latinoamericanas y de países de otros continentes, quienes están haciendo fact checking alrededor del mundo, implementando herramientas tecnológicas y otras soluciones para combatir la desinformación. Entre los logros de esta red, está el haber logrado que Facebook hoy cuente con una herramienta (3PFC) para combatir la desinformación que por esta red se mueve, la cual se traduce en una advertencia al usuario que vaya a compartir algo que es falso y que ya ha sido verificado.

También estuvo Tai Nalo, directora de Aos Fatos Brasil, quienes desde 2017 cuentan con un proyecto de fact checking logrado a través de una convocatoria de alfabetización digital que hizo Facebook, y donde surgió ‘Fátima’, con el objetivo de dar tips o recomendaciones sobre noticias falsas a través de un bot (sistema no una persona) que identifica y mapea la información que es falsa y redirige al usuario a la información que sí es verdadera y que sí debería compartir.

Y aunque en esas experiencias internacionales de México, Brasil, incluso de Colombia, aún es poca la participación y el apoyo de las autoridades electorales, desde estas instituciones también se han realizado o implementado estrategias para combatir la desinformación, como: Pegabot, Sala democracia digital, #NaoValeTodo, #Verificado2018, Proyecto Certeza 2018, y la App MAPEE que creó la MOE y que el Consejo Nacional Electoral ha hecho uso de ella para “mapear” los usos y abusos de la propaganda política en todo el país.

Soluciones y propuestas como esas para combatir la desinformación y su impacto sobre la política y más ampliamente sobre la democracia, son hoy un reto para las elecciones que vienen en 2019, donde los ojos estarán puestos en los territorios, y donde los órganos electorales, las organizaciones de sociedad civil, la academia, y los medios de comunicación tienen la tarea de hacer un trabajo en conjunto, alianzas con las empresas de tecnología y la sociedad, para buscar la verdad y que los ciudadanos tomen sus propias decisiones, que las plataformas que vengan se basen para la democracia y le apunten a los valores democráticos. La discusión está sobre la mesa.