Espiritualidad sin mercadeo

RODRIGO SOLARTE

Pediatra

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La espiritualidad integra con la materia al SER HUMANO como especie, según la evolución visible, o el Creador, de las fe religiosas, invisible para la ciencia, imaginadas en el proceso del conocimiento, ambos eternos o inalcanzables ( fe y ciencia), ante la perfección organizada y funcional, incompletamente conocida, de nosotros mismos, la naturaleza y el cosmos.

 Tal integralidad ha dividido el pensamiento universal en materialista y espiritualista, hoy objeto de las filosofías y las teologías, que las culturas han ido desarrollando con el sistema educativo respectivo, dominado por los intereses materiales o terrenales, contables, explotables y mercadeables, que han ido incluyendo a lo psicológico, cultural y religioso, como un todo a dominar o compartir, de acuerdo a los valores y principios mayoritarios en la concreta organización social que se aborde o aspire.

Con esta laica, provocadora y general introducción, deseo enunciar procesos que desde lo local y por diversos medios, hacen y continúan construyendo historias, que bien pueden aportar experiencias, con aciertos y desaciertos, definidos generalmente por los intereses, experiencias y enseñanzas, que los participantes e investigadores aportan con sus testimonios.

La situación económica de las personas, familias, grupos, comunidades, sociedades y países, es como una síntesis de lo material, convertido en vital para la subsistencia de la especie.

La globalizada cultura Neoliberal, se generalizó desde lo económico, contagiando con tal intensidad al SER, que su comportamiento obedece sin mayor sentido crítico a la oferta y la demanda que los intereses mercantiles definen y propagan por todos los medios, desde la gestación hasta la muerte.

Tener y poder, es el paradigma predominante que pretenden mantener, al concebir a los demás como simples objetos bajo su voluntad, manejando las necesidades materiales para poder sobrevivir o mejorar su estar sobre la tierra.

Los procesos de resistencia y creatividad, instintivos o conscientes, siempre han existido, cooptados y no pocas veces reprimidos, opacados o abortados de múltiples maneras.

El espíritu de sobrevivencia, derechos y dignidad, explica lo que hoy llamamos resiliencias, flexibilidad, necesidad de la solidaridad humana entre las clases, etnias, culturas, países, regiones, religiones, el contexto natural, próximo y lejano que habitamos e influimos como especie; defensa de los Derechos humanos, y de quienes se atreven abiertamente a luchar por el MEJOR VIVIR de todos, con sus tierras, recursos y TALENTOS, que debemos cultivar desde la gestación, amorosa y responsable, base y eje del mejoramiento que toda sociedad humana aspira.

Como colombianos, caucanos, y una¨ Universidad comprometida con la paz territorial¨, sabemos que esa paz territorial se construye con los Seres Humanos, formados pluralmente para ello desde la primera infancia; la re-educación que como adultos nacidos y educados en contextos de violencias, necesitamos; el espíritu de solidaridad no mercantil, ni politiquera, que sin corrupciones, requerimos con urgencia; equidad entre derechos y deberes; cumplimiento riguroso de los Acuerdos fundamentales logrados y por lograr con la insurgencia armada, priorizando a las víctimas y familias en reinserción integral a la sociedad; defensa irrenunciable de todo lo público, enfatizando en nuestro caso, todo el proceso educativo que se inicia desde la familia etc.

La corta o larga TRANSICIÓN hacia la PAZ, priorizando VIDA, JUSTICIA INTEGRAL, DIGNIDAD, DERECHOS Y DEBERES CON NUESTRO PAÍS, PROTAGONISMO DE LA MUJER Y JUVENTUD DE CAMPOS Y CIUDADES, dependerá de nuestras decisiones, acciones consecuentes como pueblos y del GOBIERNO ELEGIDO con la democracia que tenemos y por mejorar.

El Proceso constructor de solidaridad con la niñez, iniciado en Ciencias de la Salud de la Universidad del Cauca en 1999, será el motivo de la próxima columna de opinión, para invitarlos al cumpleaños diez y nueve (19 ) que celebraremos el viernes 5 de octubre durante todo el día, en el Auditorio Antonio J Lejos Guzmán de nuestra Universidad. Necesitamos su presencia, física, mental y espiritual para compartir, así sea parcialmente, uno de tantos procesos que abundan en la diversidad étnica, cultural, pública, privada, comunitaria e institucional del Cauca, tanto en lo espiritual como material de sus habitantes. No le fallemos a la niñez, presente y futuro de lo que soñemos con ellos y para ellos.