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    “Escribo pensando en el lugar donde sueña y despierta el poema”

    Así describe su proceso creativo Orietta Lozano. Para esta poeta caleña escribir es tan necesario como respirar. Orietta es una de las poetas invitadas a participar de <>.

    Boda blanca

    En mi laten el aliento del espejo, /El poeta que cava su agujero, /Y el flujo iluminado que derrama /La herida de los siglos. /La belleza es un lirio, /Dios, una niña enferma, /El amor, el resplandor de una fisura.

    Por: Olga Lucía Volverás Ocampo

    ‘Periodista Popayán Ciudad Libro’

    Si Orietta no hubiera sido poeta seguramente sería jardinera. “Tengo esa sensación cuando se me esconden las palabras, cuando se marchitan y me lleva toda la noche revivirlas o encontrarlas”. Foto tomada de: http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2015/08/albacea-de-la-luz-orietta-lozano-poesia_13.html

    Para Orietta Lozano escribir es “como cultivar un jardín, como descifrar el silencio”. Foto tomada de: https://www.eltiempo.com/colombia/cali/orietta-lozano-y-su-cita-con-los-maestros-380346

    Si Orietta no hubiera sido poeta seguramente sería jardinera. “Tengo esa sensación cuando se me esconden las palabras, cuando se marchitan y me lleva toda la noche revivirlas o encontrarlas”. Foto tomada de: http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2015/08/albacea-de-la-luz-orietta-lozano-poesia_13.html

    Orietta Lozano nació en Cali en 1965. Aunque en los años 70, cuando se dio el boom artístico en el cine y las artes plásticas que dio origen a lo que hoy se conoce como “Caliwood” y “Ciudad Solar”, Orietta estaba muy pequeña, estos movimientos culturales la influenciaron en su manera de ver el cine. La escritura estuvo presente en su vida desde muy corta edad, es por esto que antes de cumplir los veinte años ya era reconocida en la escena poética de Cali.

    “Uno de mis desafíos era continuar escribiendo por sobre todas las cosas, ya que desde el primer momento escribir me fue tan necesario como respirar, o contemplar el bosque. Y como siempre he amado la soledad y el silencio, sentí y experimenté desde allí el dolor, las contradicciones y perplejidades del mundo como un bello y terrible poema en una especie de exilio voluntario. Después, cuando conocí a Emily Dickinson, confirmé esa suerte de retiro, aun estando rodeada de amigos. Creo que el desafío de todo escritor, en cualquier época, ha de ser el mismo; ante la imposibilidad de escribir, seguir escribiendo. En mi caso, me salvó la legión de escritoras que fui encontrando en mi camino, ellas me permitieron sortear la adversidad”, afirma Orietta.

    Como Emily Dickinson, son muchas las poetas que influenciaron en la formación de Orietta, así lo narra ella: “Me iluminaron muchas poetas. Tuve el privilegio de ser la directora de una Biblioteca y en ese Luminar, tuve mágicos encuentros con muchos espíritus. Cuando conocí a Alejandra Pizarnik, quedé impresionada con su entrañable tristeza, con su palabra tan visceral, tan física, tan enigmática, y a la vez tan obvia. Algo así como una pesadilla en fantásticos jardines. Desde ese momento, me interesó la poesía hecha por mujeres y seguí buscando y encontrando voces que nacen de las regiones del alma, tan cercanas, tan lejanas a la vida y a la muerte. Empecé a comer literalmente poemas, a leer a las poetas que aún me estremecen con su dolorosa belleza, con su mirada de caballo herido, como Olga Orozco, Silvia Plath, Clarice Lispector, Teresa Wilms Montt, Patti Smith, Alfonsina Storni, Alda Marini, Laura Victoria, también están Alejandra de Sabato, Emma Bovary, Frieda de Conrad, Emily de Faulkner, Zelda, Camille Claudel, y tantas más, todas estas guerreras entonando su grito de poder en una suerte de deslumbramiento. Esta legión de escritoras se me volvió un solo y gran poema. Y desde entonces, hubo la escritura y la huella de mujeres”.

    En una entrevista realizada por Pablo Di Marco para la revista cultura’ “Libros y Letras’, Orietta aseguró que sus libros no son planeados, “suelo no planear nada, y menos la publicación de un libro. Dejo que al camino lo vaya trazando el azar. El azar es fascinante cuando se pone de tu lado, cuando te sitúa sobre un certero río de palabras, para construir un puente con palabras, lo que vendría a ser el libro, el libro de la vida también. No hay prisa, ni exigencia. Escribo pensando en el lugar donde sueña y despierta el poema. Escribo para encontrar la simpleza de la vida y la escritura”.

    La poesía de Orietta contiene una inspiración nostálgica que solo tienen los pueblos andinos, como si algo en el ambiente penetrara en sus habitantes o hiciera un llamado para que fueran a buscarse más adentro y pudieran a través de los poemas soltar esos sentimientos encontrados que los hacen vivir el dolor de algo que solo existe en sí mismos, y mucho más para las mujeres, quienes solamente por serlo han tenido que caminar solas con obstáculos y alientos esporádicos de pequeños encuentros en el camino con personas que la animaban a continuar como Pizarnik. Ser mujer en una sociedad machista no es fácil, por lo que es de imaginar que Orietta tuvo que sortear diversos en un mundo literario que en su mayoría está conformado por hombres. Aún hoy en día las mujeres que quieren dedicarse al arte de la escritura se enfrentan a innumerables conflictos sociales.

    “Creo que los retos son los mismos en diferente contexto. Cada poeta lleva su sino y elige su arma, padece su propia enfermedad y la temperatura de su fiebre, y ha de construir su muro de resistencia y su estrategia para sobrevolar los muros. En ciertos momentos, como escritores, somos un águila volando hacia lo más alto, y en otras somos un topo cavando su agujero más profundo. La escritura ha sido mi salvación, no podría verme de otra manera en la vida, no sabría hacer nada más que escribir, no me imagino haciendo otra cosa que escribir. Después de todo, escribir es como cultivar un jardín, como descifrar el silencio”, asegura la poeta caleña.

    William Ospina describe los poemas de Orietta Lozano como “el testimonio de una sensibilidad solitaria en un mundo de intensas impresiones físicas que no están allí para brindar placer ni consuelo, sino ante todo asombro, y el deleite poético de nombrarlas, de aventurar para ellas un sitio en el lenguaje. Algunos poemas despliegan largas caravanas de pueblos y de animales que buscan en los siglos su saciedad y su redención; a veces son el laborioso rastreo de un mundo donde los cuentos de hadas naufragan en la pesadilla. Entre todas hay una extraña imagen que vuelve, la de una piedra que asciende del infierno y restalla en el centro de un desierto. Descubrimos que viene de lo inmemorial y está hecha de sangre. Lo único que la hace ser piedra es su condensación, su dureza de siglos, su silencio, pero esa piedra termina siendo una imagen del poema, porque contiene un mundo, y en el ejercicio de nombrarla se va volviendo blanda y transparente como el agua, hospitalaria como una morada, bella como una música. Una aplicada metáfora de cómo la soledad y el silencio se transforman en poesía”.

    Intimidad

    La noche vuelve secreta /a tantear mi cuerpo, /me penetra lenta y suave /me abro como una flor nocturna.

    El erotismo y el deseo aún siguen siendo un tabú en la sociedad actual, sin embargo, hay una gran cantidad de poetas tanto hombres como mujeres, que utilizan la poesía para darle al erotismo otro lugar. Este es el caso de Orietta, y según Eduardo Espina en su artículo titulado ‘Orieta Lozano: el deseo en las heridas de Medusa’, el destino de la escritura de Lozano, que atenta contra el desciframiento de un referente inmediato, puede sintetizarse en los cuatro versos citados que finalizan el poema ‘El vampiro esperado’, último texto del libro de igual nombre. ¿Es ese centro -mejor dicho, ‘tu centro'»- una figura humana, que indistinta se llena de nombres para ser otra cosa? ¿o es el propio lenguaje que busca en el deseo el centro imposible del que éste carece? La búsqueda, incluso como certeza retórica, adquiere una ilusión somática. Esa apertura gestual hacia el cuerpo, es el signo característico de la lírica de Lozano. Por allí habrá que empezar a leerla. Si en su libro Memoria de los espejos (1983) esta gestualidad comenzaba a tener una presencia definitiva, en El vampiro esperado (1987) la misma se articula ya claramente como lenguaje del deseo, como discurso desean te que hace de la búsqueda el hallazgo, puesto que la traza de la expresión del cuerpo, no tiene fin; su teleología es como la energía del deseo, indefinible, fuera de toda simplicidad.

    Orietta ha publicado los libros: ‘La herida de los siglos’ (Editorial Ibañez), ‘Albacea de la luz’ (Editorial Cuadernos Negros), ‘Resplandor del abismo’ (Universidad Externado de Colombia), ‘Peldaños de Agua’ (Editorial Caza de Libros), ‘El Solar de la Esfera’ (Universidad del Valle), ‘Luminar’: novela, (Universidad del Valle),  ‘Antología Amorosa’ (Editorial Tiempo Presente), ‘Alejandra Pizarnik’: ensayo Editorial Tiempo Presente, ‘El Vampiro Esperado’, ‘Memoria de los Espejos’ (Editorial Puesto de Combate), y ‘Fuego Secreto’ (Editorial Puesto de Combate).

    También ha sido incluida en diversas antologías nacionales e internacionales, entre ellas: ‘Poesía colombiana Antología’ México; ‘Una Gravedad alegre’, Poesía Latinoamericana España; ‘Mundo Mágico’, Poesía colombiana Brasil; ‘Silencio en el jardín de la Poesía’, ‘Azul casi púrpura’, Antología de poetas mujeres Colombia, y ‘La infancia recobrada’. Antología de poetas colombianas. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, italiano.

    En su trayectoria literaria se ha desempeñado como directora de la Biblioteca Municipal del Centenario, coordinadora Red de Bibliotecas Populares, directora (E) del Archivo Histórico del Municipio de Cali, directora (e) de la División de Cultura y Recreación de la Secretaría de Educación Cultura y Recreación, Municipio Santiago de Cali, coordinadora del Evento Regional en Plásticas “La Mujer y el Arte”, en Cali, Colombia. Coordinadora del “Encuentro Nacional de Escritores – Poesía Narrativa”, en Cali, Colombia. Coordinadora del Encuentro Nacional de Novela Urbana. Directora-Coordinadora del Evento ‘Talleres Infantiles de Creatividad’, Cali, Colombia. Coordinadora del área de letras del 3er Festival Internacional de Arte PROARTES, Cali, Colombia. Directora-Fundadora del Primer y Segundo Festival Internacional de Poesía, Medellín, Cali, Colombia. Directora del Concurso Nacional de Poesía ‘Antonio Llanos’, Cali, Colombia. Directora/Ejecutora del Taller de Poesía ‘La Mujer tiene la palabra’, Cárcel de Mujeres, Cali, Colombia. Y Jurado de diversos concursos y convocatorias de carácter literario.