El 25 de mayo de 2017 la Sala laboral del Tribunal Superior de Pasto realizó dos audiencias consecutivas en las que, por fin, después de quince años de lucha judicial reconoció y ordenó al Departamento de Nariño pagar los derechos laborales de los ex trabajadores de la extinta Licorera de Nariño. Quince años en los que fallecieron 7 ex trabajadores mientras esperaban con ilusión la llegada salvadora del pago de sus indemnizaciones para cubrir todas las deudas adquiridas desde su despido por allá en el año 2002.
En esos quince años se acabaron los hogares de muchos y muchas, pues la falta del ingreso salarial mensual para la congrua subsistencia de la familia terminó por acabar la paciencia de aquellas esposas que se cansaron de rezar en espera de la sentencia favorable y definitiva y optaron por buscar otro destino. En el terminal siendo las 8:30 p.m. conseguí un tiquete para el bus que salía a las 9:00 p.m. con destino a Popayán, me dirigí a la zona VIP de la empresa de transportes. Allí había aproximadamente 40 personas esperando bus, entre ellas un solo pasajero negro, al que me aproximé para preguntarle si ya habían anunciado el abordaje del bus a Cali de las 9:00 pm. El hombre, que parecía tumaqueño me miró con asombro, pensé que tenía problemas de oído y le reiteré la pregunta. Tan solo me respondió: Mí ir a Medellín.
Sorprendido comprendí que no era tumaqueño ni colombiano, la única posibilidad es que fuera africano, entonces, recordando el inglés aprendido en lo colegio oficial Guillermo Valencia de Cali con el teacher Tager Galvis y el profesor Rengifo, le pregunté: Where are you from?, el hombre se emocionó al ver que le hablaba en inglés y de inmediato me respondió: I am from Nigeria, where are you from? Él imaginaba que yo también era africano, entonces debí responder para decepcionarlo: I am from Cali. El hombre entristeció y luego me preguntó: Why do you speak English? A lo que con sinceridad manifesté: I don’t speak English very well, but, if you speak slowly I can understand you.
Por solidaridad lo invité a tomar algo, solo pidió una botella de agua. Luego me comentó que estaba muy cansado, pues salió en avión de Nigeria hacia Sudáfrica, de allí a Sao Pablo en Brasil, luego a Lima y de allí a Quito, desde donde había viajado en bus hasta Pasto, con destino a Medellín para buscar el Urabá y alcanzar Panamá, desde Panamá por vía terrestre emprendería el viaje por Centroamérica, así. Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México, para finalmente entrar por ‘EL HUECO’ a los Estados Unidos en busca del sueño americano. Le pregunté: Do you have kids? Me contó que tenía 3 hijos, uno de 27 años, una de 4 años y su esposa en un embarazo de 5 meses, esperando que su esposo se reportara desde Los Estados Unidos para empezar a girarle dólares que cambiaran la situación de la familia. Me pareció increíble la aventura de aquel hombre, hermano de herencia africana y como en ese momento anunciaron por alta voz la salida del bus de Pasto con destino a Cali, que no era el suyo, me despedí diciéndole: I am a lawyer, this is my business card, if you have problems on your trip, please call me. El hombre recibió con agrado la tarjeta y se despidió diciéndome: Thank you. Nice to meet you. A lo que sin evidenciar conmoción respondí con un abrazo fraternal diciéndole: Nice to meet you to. Happy american dream. Good luck.
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