NANCY MUÑOZ BARONA
Antropóloga
Como ciudadana, como antropólogay como exservidora pública, siempre he sido respetuosa y defensora de la libertad de prensa y opinión. Sin desconocer que en ocasiones algunos medios de comunicación y algunos comunicadores se han visto cooptados y subordinados a ciertos intereses, tengo la firme convicción que los periodistas, intelectuales, artistas y ciudadanos, a través de testimonios, dejan claves importantes que posteriormente permiten a otros reconstruir hechos, para narrar la historia de un de territorio y sociedad.
El viernes 5 de marzo de 2021, el periodista Felipe Solarte publicó en el diario El Nuevo Liberal una columna, con un título bastante polémico, “Que Recuerde el exgobernador Negret”. Como exfuncionaria del gobierno de César Negret, hasta mediados de 1999, puedo dar testimonio que hasta esta fecha no se registró en el Cauca ningún hecho atribuible a grupos paramilitares.
De acuerdo con la fuente consultada por Solarte, “Depredación Paramilitar y Narcotráfico en el Suroccidente Colombiano”, publicado por la Comisión de la Verdad, es cierto que la incursión y expansión del “bloque Calima” a los departamentos del Valle, Cauca, Quindío y Huila, no fue algo improvisado; también es cierto, no obstante las advertencias que se establecen en el informe respecto a la confiabilidad de las estadísticas, que el accionar de este grupo tuvo su mayor repercusión a partir del año 2001 hasta el 2003;igualmente se desprende del informe que la colaboración que tuvo este grupo por parte de la fuerza pública, de la institucionalidad estatal y el empresariado, tuvo diferencias significativas en el Valle y en el Cauca.
En este orden de ideas me pregunto, ¿qué sentido e intencionalidad tiene, crear un hecho noticioso para dejar en el imaginario de la gente, que la incursión y expansión paramilitar en el Cauca se llevó a cabo en un determinado gobierno departamental? Así como cuestionar la calidad de la democracia colombiana, ¿otorgándoles a otros actores diferentes de los gobernantes el poder de decisión y acción en el territorio? ¿Son estos argumentos válidos para silenciar las voces de quienes claman y reclaman a los gobernantes mayor capacidad de decisión y acción para enderezar el rumbo de una región agotada y resquebrajada por el conflicto interno?
Es claro que un gobernante no siempre tiene la posibilidad de prevenir o impedir el surgimiento de un grupo armado o delincuencial; esto infortunadamente hace parte de las dinámicas políticas, económicas y sociales en cada territorio, pero una vez detectado el problema no es cierto ni aceptable que el gobernante no pueda diseñar estrategias y tomar decisiones articuladas, para enfrentar el problema, fortaleciendo, por una parte, la tranquilidad y seguridad de los ciudadanos y por otra la legitimidad delas acciones de gobierno. De otra manera ¿qué sentido o importancia tendría elegir a uno u otro gobernante?
Justificarla inoperancia de un gobierno con espejo retrovisor, no construye nada; para claridad del periodista Solarte y los caucanos, es hora que se sepa, que la inclusión del sector público en la Ley 550, fue una iniciativa que lideró con creatividad e inteligencia el Gobernador Negret, en defensa de los intereses del Cauca, puestos en riesgo en ese momento, especialmente por la Banca. Si se tiene en cuenta la fecha de aprobación de la ley y el tiempo que conlleva la discusión y aprobación de la misma, es mezquino interpretar que la misma se hizo para dejar maniatado a un gobernante que ni siquiera se sabía quién podía ser.
Evitar la parálisis de la administración en la prestación de servicios y la afectación de derechos fundamentales, es lo que debe caracterizar a un buen gobernante. Creo sinceramente que hoy como nunca antes lo que necesitamos en el Cauca como en el país, es fortalecer la gobernabilidad, concepto que de acuerdo con diferentes autores exige de los gobernantes como mínimo tres condiciones básicas: “Legitimidad, como calidad de la acción gubernamental; estabilidad, como capacidad de durar en el tiempo para transformar los desafíos del entorno; eficacia/eficiencia, como propiedad de la gobernabilidad, para alcanzar los objetivos propuestos con el menor costo, logrando los impactos y resultados que se esperan”.