En los últimos años los economistas, teóricos, académicos, analistas y estudiosos de los temas monetarios y financieros, han discutido sobre la aplicación de los diferentes modelos para el desarrollo de un país.
El debate se centra básicamente en la discusión sobre las ventajas y desventajas de dos perspectivas macro, el modelo del intervencionismo estatal o estructuralismo, que aboga por la supervisión y el control del Estado en la economía con el fin de lograr una mejor distribución del ingreso. Por otro lado se ubica el modelo económico neoliberal o aperturista, que resalta la función del sector privado y de los movimientos del libre mercado como principales determinantes del desarrollo económico. También se ha mencionado una tercera vía de la que es exponente entre otros el ex primer ministro británico Tony Blair, y de la que es seguidor el actual mandatario colombiano Juan Manuel Santos quien además es economista. Pero esta tercera vía si la estudiamos con detenimiento es una mixtura densa, compleja y difícil de asimilar ya que tiene elementos de los dos modelos económicos, el intervencionismo y la apertura.
El intervencionismo o estructuralismo se identifica con la protección de las distintas fuentes generadoras de riqueza en un país por parte de Estado, y el modelo neoliberal propende por una apertura de la economía hacia las demás naciones, de acuerdo con los movimientos de los mercados internacionales. Al respecto, resulta pertinente anotar que en razón a la creciente internacionalización de la economía global, se hace necesario que un país adecue su modelo de desarrollo a las nuevas realidades y requerimientos de la demanda mundial. Esto significa abrir sus mercados y establecer relaciones comerciales con el mayor número de países con miras a fortalecer sus ingresos. No obstante este debe ser un proceso gradual y de acuerdo a las características propias y singulares de cada nación.
Ese capitalismo salvaje o neoliberalismo a ultranza que pretende dejar al libre albedrío de las fuerzas del mercado todos los movimientos económicos , y que deja a su paso una enorme brecha entre ricos y pobres , con la privatización de los principales y más valiosos activos del Estado, y que separa de forma oprobiosa a los detentadores del capital con los asalariados, la aberrante concentración o acumulación de utilidades que genera para unos pocos, y cuyo ejemplo más evidente lo observamos en las enormes ganancias del sector de la banca que es un capitalismo parásito que se nutre de las utilidades de los sectores productivos de la sociedad, es la más acabada forma de sometimiento y dependencia del capital financiero y especulativo sobre el trabajo.
Resulta igualmente significativo anotar que los tratados de comercio son en muchas ocasiones totalmente desventajosos para los países en vías de desarrollo. No se entiende como un país con un potencial agrícola tan importante como Colombia, tenga que importar millones de toneladas de alimentos, y asumir para el consumo nacional productos de dudosa calidad como los que vienen del Lejano Oriente y del Pacífico.
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