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ÁLVARO ORLANDO GRIJALBA GÓMEZ
En una tarde fría, lluviosa y con fuertes vientos, que no afectaron la solemnidad del acto, en el que el folclor de nuestra patria hizo presencia previa, para dar alegría y deleitar a más de tres mil invitados reunidos en la Plaza de Bolívar y a millones de televidentes, el nuevo mandatario de los colombianos Iván Duque Márquez, tomó posesión de su cargo ante el Congreso de la República de Colombia, siendo juramentado por su presidente el senador Ernesto Masías.
La refrescante y hermosa imagen de la familia del flamante presidente Iván Duque Márquez, María Juliana su esposa y sus tres pequeños hijos, caminando sobre la sobria alfombra azul, para llegar a la bien dispuesta tarima del mismo color, en la que le esperaban presidentes y representantes de gobiernos extranjeros invitados especiales, no solo representaba el cambio de moradores en el Palacio de Nariño, sino el inicio de una nueva era presidencial, de un gobierno el más votado de la historia, el más joven, del cambio de estilo, de diferentes y nuevos bálsamos democráticos y esperanzadoras políticas, de propósitos y proyectos para construir un mejor país.
Luciendo vestido oscuro y una llamativa corbata morada, Iván Duque juró ante Dios y la Patria, cumplir fielmente con la Constitución y las Leyes de la República, y su rostro no ocultó la emoción que debió sentir en esos sublimes instantes que lo convirtieron en el presidente número 117 en la historia de Colombia.
Luego el presidente del Congreso, el senador Ernesto Macías del Centro Democrático, hizo uso de la palabra, exaltó y rindió homenaje al ex presidente Álvaro Uribe Vélez, el cual fue largamente ovacionado, y en seguida presentó un descarnado pero realista panorama de como el ex presidente Santos dejaba el país que le entregaba al Presidente Duque, totalmente contrario a lo que éste había expresado en su discurso de despedida del 20 de julio en la instalación del nuevo Congreso.
Esta intervención, era de esperarlo, fue criticada por la oposición y la prensa enmermelada que el gobierno saliente manejaba con jugosas pautas publicitarias, pero lo cierto es que alguien tenía que decir lo que Mecías dijo, para que se conociera la verdadera realidad del país que recibía el recién posesionado gobernante.
Había que correr el velo de las mentiras que siempre alimentaron al pasado gobierno, y el presidente del Senado lo hizo en una bien documentada alocución difícilmente rebatible.
El Presidente Iván Duque Márquez, hizo un brillante discurso, en consabido tono seguro y sereno, planteando todas las políticas de su nuevo gobierno, invitando primero a la unidad de todos los colombianos y que gobernará sin revanchismos, reiterando que no harían trizas los acuerdos de paz, que defenderá la legalidad.
Planteó una lucha abierta contra la corrupción, la politiquería y el clientelismo, contra el narcotráfico y los traficantes de drogas ilícitas.
Otro de sus retos será devolver la seguridad a las ciudades y los campos, insistió en la necesidad de construir una justicia creíble, eficaz y cercana al ciudadano; a los jóvenes les anunció que su gobierno hará énfasis en la ciencia, la tecnología, la innovación y la sostenibilidad ambiental.
El presidente Duque anunció un programa de reactivación económica orientado a la inversión, el ahorro, la productividad y la competitividad de nuestra economía.
Frente a las relaciones internacionales el Jefe de Estado expresó que hará respetar la Carta Democrática Interamericana, promoverá la libertad de los pueblos de la región y denunciará las dictaduras, señalando que protegerá territorios, fronteras y riquezas de nuestro país.
Nos reconforta ver empezar su mandato constitucional para estos cuatro años con pie firme y seguro a nuestro Presidente. Colombia y los colombianos lo aplaudimos y le deseamos el mayor de los éxitos, pues esperamos muchas cosas buenas de su gobierno para nuestro pueblo.
¡Felicitaciones presidente Duque y adelante!
REPUDIO TOTAL
Nuevamente las mentes criminales y sacrílegas han cometido otro repudiable episodio de depredación contra uno de los más sagrados símbolos de nuestra Religión Católica, la estatua de la Virgen María, que desde décadas atrás a estado colocada a la entrada del Seminario Conciliar, la cual ya había sido profanada y destruida parcialmente hace algunos días, y ahora devastada totalmente, en un acto de aberrante vandalismo que debe ser investigado hasta sus últimas consecuencias, para encontrar a los diabólicos responsables y descargar sobre éstos todo el peso de la Ley, por el bien y en defensa de los valores de la sociedad y nuestra religión. Repudiamos enérgicamente estos envilecidos y delictivos actos.
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