QUEIPO F. TIMANÁ V.
Los tiempos de la política no coinciden con los tiempos de los estadistas, pero si con los tiempos de los políticos, la democracia nos invita a participar el 29 de mayo, con nuestro voto informado y depositado a conciencia, pensando en la mejor decisión para Colombia.
Cuando se decide votar por uno de los candidatos, tenemos que ser conscientes que lo hacemos por una posición filosófica de vida, por un programa que señala los proyectos que se aspira realizar, se supone, para un mejoramiento de las condiciones de vida de sus ciudadanos, de preferencia para atender las necesidades básicas (alimentación, trabajo, salud, educación y vivienda) de los 21 millones de pobres que se registran en el presente, en Colombia.
¿Cuál es la diferencia entre el estadista y el político?
El estadista no es producto de la improvisación, no se gana su puesto y prestigio en una rifa. Es una persona, hombre o mujer, que ha recibido una educación esmerada, que le ha permitido el dominio de varios idiomas; además de su formación profesional es de su disciplina intelectual ser un gran humanista, tiene formación económica, administrativa, es un líder que conoce al país y tiene una visión amplia y a largo plazo de este; lo caracteriza un perfil de liderazgo colectivo, capaz de direccionar la investigación y el análisis de los problemas estructurales de la nación, dichos análisis están enmarcados en los contextos: mundial, latinoamericano y nacional, eso implica bastante tiempo de estudio. Para poder plantear las soluciones a los problemas estructurales del país, ha escrito libros y en ellos demuestran que conoce al país y ha estudiado sus soluciones.
En el presente algunas de esas reformas a las que se vería abocado el próximo presidente de Colombia serían: reforma al sistema de justicia, sistema pensional, deuda externa de la nación que llega al 62% y para cuyo pago nos gastamos el 23.3% del presupuesto nacional, reforma tributaria, reforma al sistema de salud, al sistema educativo, reforma al sistema de tenencia y uso del suelo en la nación, desarrollo de nuevas energías limpias, empleo, autopistas y vías de comunicación de preferencia vías férreas, construcción y ampliación de puertos y aeropuertos y otros problemas apremiantes para el desarrollo del país, en la búsqueda de una sociedad más educada y equitativa tanto del sector urbano como rural. Ejemplos de estadistas son: Alfonso López Pumarejo y Carlos Lleras Restrepo.
El político se improvisa, tiende a mantener un liderazgo propio o de quienes lo impulsan, tradicional mesiánico y unipersonal, no surge por el dominio del conocimiento de los problemas y las soluciones que demanda el país, sino que considera que él se merece ser candidato. Los hijos de los presidentes llamados delfines o los propuestos por antiguas castas políticas, consideran que les corresponde ese cargo por derecho propio, y cómo no están formados por un conocimiento a fondo de los graves problemas de la nación, improvisan, tienen una solución facilista para lo que se le pregunte, creen ser brillantes ante las preguntas de minuto y medio, tiempo suficiente para plantear un problema y una solución, desconociendo que los problemas sobre los cambios en el modelo económico requieren exposiciones argumentadas, con datos ciertos, con tiempo suficiente para exponerlos y discutirlos.
La seguridad que da un estadista, está basada en la ciencia y la tecnología, en el estudio serio, agudo y oportuno de los problemas.
Estamos invitados a votar por políticos, que podrían tener un margen de asertividad si se hacen acompañar por equipos de técnicos visionarios, que con su formación suplan las deficiencias del candidato, esta es una realidad que cubre a toda Latinoamérica.