El vuelo Cali – Popayán

HAROLD MOSQUERA RIVAS

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Por cuenta de la protesta indígena y campesina del Cauca, que ya supera los 8 días, el pasado viernes 15 de marzo para llegar de Cali a Popayán debí comprar un tiquete de la aerolínea Easy Fly para un vuelo de 20 minutos en un avión de 30 pasajeros.

Varios de los viajeros venían de diferentes latitudes del país a las 6 ceremonias de graduación que la Universidad del Cauca había programado para ese día. El motivo de mi afán era la graduación de mi sobrina Camila, quien recibiría su título de abogada y esperaba que con la autorización del Rector de la Universidad, en mi condición de docente de la Facultad de Derecho le hiciera entrega del diploma en la ceremonia solemne de graduación.

Ese ineludible compromiso me llevó de Cali al aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón de Palmira para hacer el recorrido aéreo desde la Villa de las Palmas hasta Popayán por primera vez en 37 años que cuento de residir en la Ciudad Blanca.

Antes de las 6:20 a.m. hora fijada para el despegue del vuelo, anunciaron que el mismo se retardaría por cuanto el aeropuerto Guillermo León Valencia de Popayán estaba cerrado por mal tiempo, deberíamos esperar el anuncio a las 7:00 a.m. a esa hora reiteraron que seguía cerrado el aeropuerto de Popayán, al igual que a las 7:30 a.m. y cuando creíamos que no sería posible el viaje, recibimos hacia las 8:00 a.m. la grata noticia del abordaje para despegar.

En ese lapso de tiempo conocí a Johan, un ingeniero civil de Barranquilla que venía desde la capital del Atlántico a recibir su título de Posgrado en Vías de la Facultad de ingeniería Civil, a pesar de tener esposa y tres hijos, debió viajar solo y sin maletas, ante la complicación del desplazamiento hasta Popayán, su ceremonia de graduación era a las 3:30 p.m. pero antes debería comprarse un traje formal para asistir al Paraninfo Caldas.

Entre los 30 compañeros del viaje aéreo, venían docentes del programa de regionalización, quienes se quedaron atrapados en Santander de Quilichao por cuanto los bloqueos les impidieron realizar el viaje de regreso a Popayán, funcionarios de la Fiscalía que prestan servicios en el Valle del Cauca pero tienen su residencia y su familia en Popayán, trabajadores que estaban en riesgo de perder su empleo por no haberse presentado durante la semana a sus puestos de trabajo. Cada persona emitía una opinión diferente sobre la grave situación de nuestra región, unos reprochaban la indiferencia del Presidente de la República, en tanto que otros censuraban la actitud, para ellos violentas de los indígenas.

Al final del día fue posible asistir a la ceremonia de grado de mi sobrina, entregarle el diploma de abogada en medio de centenares de personas que elegantemente vestidas evidenciaban la alegría que produce un logro académico tan importante, entre ellas, un grupo de mujeres indígenas que con sus trajes tradicionales recibieron sus títulos de abogadas.

Un día único y especial en medio de los 7.180 que cuento viviendo en Popayán. Solo espero que antes de ser llamado por el creador a rendir cuentas de mi paso por este mundo, pueda ver un día en el que en el Departamento del Cauca el bienestar, la equidad y la justicia social garanticen que nadie tenga que volver a bloquear la vía Panamericana para reclamar un derecho.